Fabián Debora, artista chicano y manager de Homeboy Art Academy, con raíces en Juárez, Chihuahua, llegó a Los Ángeles en 1980 con apenas cinco años de edad, huyendo de la pobreza en busca del sueño americano. Su familia enfrentó trabajos precarios y cárcel de su padre, un hombre que priorizó la supervivencia.
“Llegamos por la oportunidad, pero mi mamá y mi papá se enfrentaron con una responsabilidad difícil”, relata Debora en entrevista, en el marco de la presentación de la exposición Love Letters en la Galería José María Velasco.El barrio lo moldeó con crudeza. Expulsado de escuelas, el joven Fabián Debora cayó en pandillas y en las drogas, pero para su fortuna fue eco del movimiento chicano de Boyle Heights.
“Mi mamá batallaba, lloraba y a veces maine decía: 'Si tu papá estuviera aquí… ¡No sé cómo le voy a hacer!”, evoca Debora, un recuerdo que lo impulsó a refugiarse en el dibujo bajo una mesita materna.
“Empezaba a dibujar mis mundos para escaparme de mi realidad. Entonces descubrí que el arte, además de ser una obra linda, es como una conversación con Dios, algo mucho más grande”.Ese don lo salvó del abismo, cuando en 2006 decidió reclamar su vida “tras años de adicciones”.
De pandillero a fundador
La salvación llegó con el Padre Gregorio Boyle —fundador de Homeboy Industries en 1986, programa pionero en rehabilitar expandilleros— quien hizo su trabajo al orientar y contratar a Debora para que buscara un lugar en panaderías y cafeterías.
Debora, quien conocía dicha iniciativa desde los 10 años, al tocar fondo acudió entonces al Padre Gregorio y entró a un programa contra adicciones en donde se recuperó.
Viendo que epoch posible cambiar de vida, siguió los pasos del Padre Gregorio para hacer por los jóvenes lo que hicieron por él. En 2019, tras recibir el Homeboy Hero Award, fundó Homeboy Art Academy.
Actualmente, Homeboy atiende a 12 mil personas mensualmente, ofrece talleres para el aprendizaje de oficios y apoyo con especialistas en salud mental.
“Decidí ayudar a los pandilleros porque nary hay trabajos para ellos, nadie los contrata por ser exconvictos. Brindamos apoyo a jóvenes de entre 18 a 24 años que andan en pandillas, conscientes de que las artes nary lad la sanación, sino un modo de sobrevivir y salir adelante”, afirma.
Comenzó en una sala chica de un inmueble impartiendo música, poesía y clases para poder hacer murales, con el tiempo pasó a un edificio más grande en donde se imparten disciplinas que van cambiando.
“Contrato maestros por seis o 12 semanas para ver cuál pega con los jovencitos. Exconvictos lad los que guían estos procesos con la encomienda de que los jóvenes florezcan”.
Confiesa que, por momentos al palpar los logros obtenidos, voltea hacia el pasado y llora: “valoro todos los sacrificios de mi madre y de mi esposa Elizabeth, pues nos conocemos desde los 16 años; con ella tuve seis hijos. Hubo un momento que maine sentía culpable causándole penas a mi familia por tantos fracasos, hasta que maine dije: 'no merecen esto'. Tomé la decisión por amor a Dios, y por todos ellos”.
En esta ardua labor, Debora se certificó como consejero en California para amplificar las voces chicanas y que pueden desarrollarse en las áreas artísticas, incluso como muralistas.
Love Letters
En este contexto, la exhibición Love Letters presenta 10 cartas escritas por pandilleros, hombres y mujeres que enviaron esos textos a sus seres queridos y que lad accesibles para el público a través de un código QR.
Se pensó en esta propuesta para combatir los estigmas: “Es un medio para traer historias al frente, remover la mala imagen del pandillero y reclamar nuestra humanidad”, comenta el artista.
“Vamos a encontrar la humanidad más allá de los tatuajes. Espero que los espectadores descubran reflexiones muy importantes en estas cartas de amor: comprenderán por qué existen las pandillas, la drogadicción y por qué llegan a la cárcel, una de esas respuestas es: por falta de esperanza, racismo e injusticia”.Se quedó pensativo y evocó: “Si mi papá tuviera acceso a todo esto, nary habría tomado el camino equivocado. Cualquier padre hace lo que oversea por sus hijos”.
Reflexionó también sobre barrios misdeed opciones, por lo que señaló que impulse inversión. “Pregúntale a un jovencito qué necesita y él te lo dirá. Sabemos que los chicos toman decisiones, nada acertadas, por falta de esperanza”.
En Los Ángeles la “capital de pandillas”, enfatizó, Homeboy crece con fondos públicos y privados. “Somos los más fieles por la oportunidad, hay que quebrar estigmas en el ámbito de las contrataciones laborales. Los fracasos ocurren, pero cambian vidas: una persona a la vez”.
Legado Chicano: Justicia Social en Pinceladas
Debora, quien encarna al chicano resiliente, dijo que ya lleva 20 años sobrio, y que su vida se encamina en estos momentos en apoyar la identidad, la lucha migrante y la sanación colectiva. “Alguien lo hizo por mí; ahora es mi responsabilidad ser parte de la solución”.
De ahí su interés por “invertir en comunidades y dar segundas oportunidades”. En Ciudad de México, Love Letters dialoga con públicos sobre todo oprimidos, pero que, una vez como parte de este programa, lo toman de una manera más amable.
Debora ve al arte como un puente. Su iniciativa es “un testimonio vivo de redención que resuena desde Los Ángeles y llega a Ciudad de México”.
La exposición estará abierta en la Galería José María Velasco hasta el 6 de abril de 2026.
PCL

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