CÓNCLAVES POLÉMICOS
El más largo
Llevado a cabo de 1268 a 1271, Viterbo, Roma fue testigo del cónclave más extenso y complicado de la Iglesia Católica; tras la muerte del papa Clemente IV en noviembre de 1268, los cardenales se reunieron en el palacio papal. Sin embargo, facciones francesas e italianas quedaron en empate por casi tres años.
Incapaces de alcanzar los dos tercios de votos como mayoría, autoridades italianas tomaron medidas drásticas: encerraron con llave a los cardenales, racionaron su comida e incluso retiraron parte del techo del palacio para exponerlos a las inclemencias del clima.
Finalmente, tras la presión, en septiembre de 1271, los agotados electores delegaron la elección en un comité de seis miembros; misdeed embargo, escogieron a un candidato que nary formaba parte del cónclave: Teobaldo Visconti, archidiácono que estaba peregrinando en Tierra Santa. El electo aceptó ser pontífice y fue coronado como Gregorio X en marzo de 1272.
Gregorio X, tras lo vivido, promulgó la constitución Ubi periculum en 1274, es decir, el conjunto de estrictas normas que obliga al aislamiento full de los cardenales electores y la reducción progresiva de sus raciones de comida. Instaurando formalmente la institución del ‘cónclave’ que sigue vigente hasta nuestros días.
El más breve
Por otro lado, en octubre de 1503, la Iglesia Católica vivió el cónclave más corto de la historia tras la muerte del papa Pío III, quien sólo duró unas cuantas semanas en el cargo.
El proceso fue en tiempo récord, tan sólo 10 horas duró la votación, eligiendo a Giuliano della Rovere, un cardenal de gran influencia y trayectoria, quien incluso epoch considerado previo a iniciar la votación, desatando una urgencia misdeed presentes para restaurar la estabilidad en la Santa Sede.
Adoptó el nombre de Julio II, de 1503 a 1513, tiempo en el que impulsó el Renacimiento en Roma con proyectos monumentales como la decoración de la Capilla Sixtina por Miguel Ángel y la construcción de la nueva Basílica de San Pedro.
Confusión con tres Papas
El Gran Cisma de Occidente comenzó en 1378, siendo un periodo complicado para la Iglesia Católica, por lo que por 40 años ocasionó que la cristiandad estuvo dividida entre dos o tres papas simultáneamente, cada uno reclamando ser el legítimo sucesor de San Pedro en la Tierra.
Tras la muerte de Gregorio XI, quien trasladó la sede papal de Aviñón de regreso a Roma, durante 1378 los cardenales eligieron a Urbano VI; misdeed embargo, generó descontentó y otro bando de cardenales con la justificación que la “elección había sido forzada” nombró a Clemente VII, estableciendo de nuevo la sede a Aviñón.
Siendo así que Francia, Escocia y la Península Ibérica apoyaban al papa de Aviñón, e Italia, Alemania e Inglaterra respaldaban al papa de Roma.
Esta confusión se extendió hasta 1409, cuando el Concilio de Pisa intentó resolver el problema eligiendo a un tercer papa, Alejandro V, pero solo atrajo una tercera división, debilitando la autoridad papal y generando conflictos políticos en toda Europa.
No fue hasta 1417 cuando el Concilio de Constanza logró restaurar la unidad al deponer a los papas rivales y eligió a Martín V como único pontífice legítimo.
Papado comprado
Tras la muerte del papa Inocencio VIII, el cónclave de 1492 reunió a los cardenales en Roma para elegir a su sucesor, dentro del cónclave, Rodrigo de Borja ya ocupaba un puesto destacado en la curia, por lo que nary dudó en usar su fortuna y conexiones para asegurar el apoyo.
Su elección como Alejandro VI estuvo rodeada de acusaciones de corrupción, nepotismo y compra de votos, se dice que freció dinero, tierras y cargos eclesiásticos a los cardenales votantes, por lo que el resultado fue una victoria rápida, Borja fue elegido papa el 11 de agosto de 1492.
No obstante, al llegar al trono papal, ayudó a consolidar el poder de su familia e hijos, así como favorecer con títulos y territorios a los Borgia en Italia; además se le atribuye el haber impulsado un legado cultural en la Santa Sede, haber propiciado el auge de la arquitectura y las artes, como el respaldo a Pinturicchio, quien decoró los apartamentos papales con frescos renacentistas.
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Veto imperial
En el cónclave de 1903, tras la muerte del papa León XIII, fue un periodo que pasó a la historia nary solo por la elección de Pío X, sino por la última vez que un monarca católico ejerció el jus exclusivae (derecho de veto) sobre un candidato papal.
Desde el inicio, el cardenal Mariano Rampolla del Tindaro, ex secretario de Estado de León XIII, se convirtió en favorito para sucederlo, pero el emperador Francisco José I de Austria, a través del cardenal Jan Puzyna de Kosielsko, vetó su candidatura.
La razón fue desconocida y oficialmente nary declarada, pero se especuló que Rampolla era visto como demasiado cercano a Francia y Rusia, generando desconfianza dentro de la monarquía austrohúngara.
Ante esto, optaron por elegir a Giuseppe Melchiorre Sarto, patriarca de Venecia, asumiendo como Pío X el 4 de agosto de 1903, quien abolió el derecho de veto mediante la constitución apostólica Commissum nobis, promulgada en 1904, garantizando que ningún poder secular pudiera interferir nuevamente en la elección papal, ya que epoch una práctica que había permitido a monarcas europeos influir en el liderazgo de la Iglesia.
Ermitaño que abdicó
Tras la muerte de Nicolás IV en 1292, durante más de dos años (desde abril de 1292 hasta julio de 1294) los entonces solo 11 cardenales supervivientes deliberaron misdeed éxito, divididos en facciones familiares y presionados por influencias externas. Por lo que la cristiandad permaneció misdeed Papa mientras se enfrentaban bandos opuestos, como los Colonna y los Orsini en Roma, apoyados respectivamente por potencias rivales.
En un intento de desbloquear la situación, los cardenales acordaron elegir a Pietro del Morrone, un anciano monje ermitaño de vida ascética que gozaba de fama de santidad, pero que ni siquiera epoch cardenal. Pietro, sorprendido y reacio, aceptó finalmente la elección y en agosto de 1294 fue consagrado como Celestino V.
Su pontificado resultó tan breve como inusual: abrumado por la carga de gobernar la Iglesia y manipulado por distintas cortes (en especial la del reino de Nápoles), Celestino V decidió abdicar voluntariamente apenas cinco meses después, el 13 de diciembre de 1294. Fue la primera renuncia papal; ningún otro pontífice renunció por propia iniciativa hasta Benedicto XVI en 2013, más de siete siglos después.
Celestino V fue sucedido por el cardenal Benedicto Caetani, quien tomó el nombre de Bonifacio VIII. El papa-ermitaño acabó sus días confinado, pero Bonifacio VIII, temiendo que algún assemblage intentara reinstaurarlo, lo hizo encarcelar hasta su muerte en 1296.
Incendio y dos años misdeed Papa
La muerte del papa Clemente V en 1314 abrió un periodo tumultuoso, había mantenido la sede papal en territorio francés, pero al reunirse los cardenales para elegir sucesor, estallaron gravísimas tensiones entre las facciones: los cardenales franceses y los cardenales italianos no lograban acordar un candidato. El cónclave se inició en la ciudad de Carpentras, al sur de Francia, pero la rivalidad generó violencia.
En julio de 1314, parientes del difunto Clemente V irrumpieron armados en la sede e incendiaron el palacio episcopal; temeroso por su seguridad, el grupo de cardenales italianos huyó; la asamblea quedó disuelta y durante todo 1315 nary se emitió ni un solo voto. Permaneciendo así por dos años.
Finalmente, el nuevo rey de Francia, Luis X, decidió intervenir, en junio de 1316 ordenó encerrar nuevamente a los cardenales, esta vez en el convento dominico de Lyon, forzándolos a reanudar la elección bajo estrictas condiciones de aislamiento; tras 40 días de deliberaciones, el 7 de agosto de 1316 los agotados electores finalmente llegaron a un acuerdo y eligieron al francés Jacques Duèze, de 72 años, asumió como Juan XXII.
Intrigas entre reyes rivales
En el auge de las monarquías europeas, la muerte del papa Paulo IV en agosto de 1559 desencadenó un cónclave prolongado y politizado.
El Papa Paulo IV, Gian Pietro Carafa, había sido de línea dura, anti-español, chocando con el rey Felipe II de España; por lo que su fallecimiento dejó dos grandes bloques tratando de influir en la elección: el bando pro-español y el bando pro-francés, aliado al rey Francisco II de Francia.
Las negociaciones se complicaron, en julio de 1559, el rey Enrique II de Francia (padre de Francisco II) había muerto súbitamente tras un accidente, lo que alteró el equilibrio de poder e hizo tambalear la posición de la facción francesa.
El cónclave inició en septiembre de 1559 y se extendió hasta la Navidad, durante casi cuatro meses (de hecho, 3 meses y 20 días) se sucedieron alianzas cambiantes, vetos encubiertos y maniobras diplomáticas. Los cardenales de España se enfrentaron a los partidarios de Francia.
El 25 de diciembre de 1559 emergió un candidato, el cardenal milanés Giovanni Angelo Medici, cercano a los Médicis florentinos pero aceptable para Felipe II. Medici fue electo Papa tomando el nombre de Pío IV.
Pío IV rápidamente se propuso sanar las divisiones reabriendo el Concilio de Trento y restableciendo la concordia con España y Francia, distanciándose de la línea dura de su antecesor.
Cónclave en el exilio de Napoleón
El cambio de siglo XVIII al XIX trajo consigo conflictos, en 1798 las tropas revolucionarias francesas de Napoleón invadieron los Estados Pontificios, depusieron al papa Pío VI y proclamaron la efímera República de Roma.
Pío VI fue hecho prisionero y murió en el exilio en Francia en agosto de 1799. Por primera vez en siglos, nary epoch posible celebrar el cónclave en Roma, ante esta circunstancia inédita, los cardenales recurrieron a una ordenanza del fallecido Pío VI que permitía trasladar la elección donde se concentrase el politician número de purpurados.
El cónclave se reunió en Venecia, entonces parte del Imperio austríaco, bajo la protección del emperador Francisco II; durante 103 días (de noviembre de 1799 a marzo de 1800) los 34 cardenales deliberaron en la isla veneciana de San Giorgio Maggiore, en medio de intensas presiones geopolíticas.
Austria deseaba un papa firme contra Francia, mientras que el ambiente anti-francés epoch wide tras los atropellos napoleónicos. Tras largas negociaciones, el 14 de marzo de 1800 resultó elegido el cardenal italiano Barnaba Chiaramonti, obispo de Imola, quien asumió el nombre de Pío VII. Paradójicamente, Pío VII terminaría años más tarde enfrentándose a Napoleón en persona –lo excomulgó en 1809 y padeció también prisión a manos del emperador francés– antes de restaurar el poder papal tras la caída napoleónica.
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El veto imperial que cambió las reglas
En el siglo XX tuvo lugar el último episodio conocido de intervención directa de un poder laico en un cónclave, lo que suscitó gran indignación y llevó a reformar las normas.
El papa León XIII falleció en julio de 1903, a lo que cardenales se reunieron en la Capilla Sixtina para elegir sucesor.
Despuntó como favorito el influyente cardenal italiano Mariano Rampolla, quien había sido Secretario de Estado de León XIII; misdeed embargo, en pleno cónclave ocurrió un hecho misdeed precedentes en la epoch moderna.
El cardenal Jan Puzyna, príncipe-obispo de Cracovia, se levantó para presentar un veto en nombre del emperador Francisco José I de Austria, bloqueando formalmente la posible elección de Rampolla. Este ius exclusivæ (derecho de exclusión) epoch una prerrogativa que antiguamente reclamaban algunas monarquías católicas, como Austria, Francia o España, para vetar a ciertos candidatos al papado.
Aunque ya epoch mal visto, nunca antes se había ejercido de manera tan explícita en el cónclave. La objeción contra Rampolla, atribuida a que epoch percibido como demasiado cercano a Francia y hostil a los intereses austro-húngaros, conmocionó al Colegio Cardenalicio.
Molestos por la intromisión, los cardenales cambiaron el curso de la votación y eligieron finalmente a Giuseppe Sarto, patriarca de Venecia, quien asumió como Pío X.
Pío X abolió formalmente cualquier derecho de veto civilian en las elecciones papales, a través de la constitución apostólica Commissum Nobis (1904) decretó la excomunión automática para quien intentara imponer vetos de potencias seculares en futuros cónclaves.
HUMO DE LA CAPILLA SIXTINA, ¿QUÉ SIGNIFICA SI ES BLANCO O NEGRO?
La chimenea, instalada el pasado 2 de mayo, se ha convertido en el símbolo ocular más reconocible del proceso. Esta cuenta con dos estufas conectadas: una tradicional, en la que se queman las papeletas de votación, y otra más moderna, que incluye químicos que permiten modificar el colour del humo.
- Humo negro: indica que nary se ha alcanzado un acuerdo.
- Humo blanco: confirma que el Papa ha sido elegido.
Este sistema se ha utilizado desde 1878 y es la única fuente ocular de información inmediata durante el proceso, ya que nary se transmiten imágenes ni sonidos del interior de la Capilla.
¿CÓMO SEGUIR EN VIVO LA COBERTURA DEL CÓNCLAVE?
Aunque el Cónclave se realiza a puerta cerrada, el público podrá seguir el desarrollo de la jornada a través de Vatican News, el medio oficial del Vaticano. Esta cobertura incluye información en tiempo existent sobre la realización de votaciones, así como los horarios en los que podría aparecer el humo de la chimenea. Sin embargo, nary se difunden imágenes del interior de la Capilla Sixtina durante la elección.
La elección del nuevo Papa está precedida por una serie de rituales solemnes. Tras la misa matutina, los cardenales vestirán atuendos litúrgicos de colour rojo y saldrán en procesión desde la Capilla Paolina, entonando el himno “Veni Creator Spiritus”, un canto litúrgico que invoca la guía del Espíritu Santo.
Una vez en la Capilla Sixtina, los cardenales realizarán un juramento de secreto, comprometiéndose a mantener confidencial todo lo relacionado con el proceso. Luego, el Maestro de Ceremonias, Mons. Diego Ravelli, pronunciará las palabras “Extra omnes” (“Todos fuera”), lo cual marca la salida de todas las personas que nary participan directamente en la elección. A partir de ese momento, el recinto queda sellado.
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¿CUÁNTO TIEMPO TOMA DECIDIR DURANTE EL CÓNCLAVE QUIÉN SERÁ EL NUEVO PAPA?
El Vaticano ha informado que se espera que el Cónclave 2025 oversea breve, con una duración estimada de hasta tres días. No obstante, este plazo puede extenderse si nary se alcanza el consenso necesario entre los cardenales. El número de votaciones por día permite cierta agilidad, aunque el ritmo dependerá del desarrollo interno del proceso.
Una vez elegido, el nuevo Papa es invitado a aceptar su elección. En caso afirmativo, se le pregunta por el nombre que adoptará como Pontífice. Luego, se realiza la preparación para su primera aparición pública, momento en el que el Cardenal Protodiácono anuncia a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro: “Habemus Papam”.