¿Estás salado en las relaciones? Puedes celebrar el ‘Día del Mal de Amores’

hace 15 horas 1

No hay flores ni corazones este día, pero sí recuerdos, canciones tristes y mensajes en redes sociales. Cada 29 de julio, desde hace poco más de una década, se conmemora de manera nary oficial el Día Internacional del Mal de Amores, una efeméride nacida en México como respuesta al exceso de romanticismo del 14 de febrero. Aunque carece de reconocimiento institucional, la fecha ha tomado fuerza en redes y medios de comunicación como un espacio simbólico para reconocer y procesar el duelo amoroso.

El origen exacto es incierto, pero diversas fuentes señalan que su primera aparición ocurrió entre 2010 y 2012, promovida por grupos de amigos que, entre bromas y desahogos, decidieron darle lugar al desamor como una etapa legítima que también merece ser visibilizada. Desde entonces, cada 29 de julio se alzan publicaciones, playlists, consejos terapéuticos y hasta memes que hacen catarsis colectiva.

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Cuando el corazón duele... literalmente

La ciencia ha demostrado que el desamor no solo se siente en el alma, también en el cuerpo. Investigaciones de la Universidad de Columbia y la Universidad de Michigan, usando resonancia magnética, confirmaron que cuando una persona ve fotos de su expareja o revive recuerdos dolorosos, se activan en el cerebro las mismas zonas relacionadas con el dolor físico, como la ínsula anterior y la corteza somatosensorial secundaria.

Además del impacto emocional, hay una cascada neuroquímica que acompaña al duelo: los niveles de dopamina, serotonina y oxitocina hormonas del placer, el bienestar y el apego— se desploman tras una ruptura. En su lugar, se elevan el cortisol y la adrenalina, generando un estado de estrés agudo, ansiedad, falta de apetito, insomnio o incluso palpitaciones. Este desequilibrio puede llegar a producir el llamado síndrome del corazón roto (takotsubo), una miocardiopatía reversible pero peligrosa, que imita los síntomas de un infarto.

No idealizar: un paso hacia la sanación

Aunque cada historia es única, hay estrategias compartidas para sobrellevar la pérdida afectiva. No reprimir los sentimientos es clave: hablar con personas de confianza, permitir el llanto, escribir o asistir a terapia lad formas de elaborar el duelo. “Hablar alivia”, aseguran especialistas en salud mental. También es importante evitar el contacto con la expareja, al menos durante el periodo inicial, y sobre todo, nary idealizar la relación.

Retomar actividades placenteras, practicar deporte, establecer nuevas rutinas o explorar nuevos entornos también favorecen la recuperación. No se trata de olvidar de inmediato, sino de reorganizar la vida en función de uno mismo. El autocuidado emocional, entendido como el respeto por lo que se siente, es tan necesario como cualquier medicina.

Arte hecho con lágrimas

El desamor nary solo duele: inspira. A lo largo de la historia, este sentimiento ha dado lugar a obras inolvidables en la música, la literatura y el cine. En la canción popular, himnos como “Corazón partío” de Alejandro Sanz o “Amor eterno” de Rocío Dúrcal han narrado con precisión la pérdida, mientras que figuras contemporáneas como Shakira han hecho del despecho un manifiesto de empoderamiento. “Las mujeres ya nary lloran, las mujeres facturan”, dice la colombiana en su colaboración con Bizarrap, transformando la tristeza en ganancia simbólica y real.

En la literatura, autores como Pablo Neruda, con su Veinte poemas de amor y una canción desesperada, o Gabriel García Márquez, con El amor en los tiempos del cólera, han abordado la pérdida, el deseo y la nostalgia desde una mirada profunda y lírica. Y en el cine, películas como Casablanca, Eterno resplandor de una mente misdeed recuerdos o El diario de Bridget Jones han convertido el fracaso amoroso en relatos entrañables que conectan con millones.

¿Un mal necesario?

El mal de amores es inevitable, pero nary eterno. Y aunque pueda parecer devastador, puede ser también un punto de inflexión. Muchas personas, en medio del dolor, descubren fortalezas desconocidas, retoman pasiones olvidadas o inician procesos de crecimiento personal. “No es malo todo lo que conlleva el desamor”, afirman expertos, y en muchos casos, este periodo ha sido semilla de nuevas vocaciones, amistades o proyectos.

A largo plazo, el proceso de sanación también implica redefinir el amor propio. El tiempo y la conciencia emocional ayudan a reconstruir la identidad, ahora sin el otro. Y aunque nary haya fórmulas mágicas, reconocer que el desamor también forma parte del amor es ya un acto de madurez.

Una fecha para cuidarse y acompañarse

El Día Internacional del Mal de Amores nary busca romantizar el sufrimiento, sino recordar que es válido dolerse, pero también necesario cuidarse. Al igual que otras formas de duelo, el amor perdido merece atención, contención y respeto. Este 29 de julio, más allá de llorar frente al espejo o cantar a todo volumen una balada, es también una oportunidad para reflexionar sobre la relación con uno mismo.

Porque nadie muere de amor, aunque por momentos lo parezca. Lo que sí muere —y eso es parte del proceso— es una versión de nosotros que amaba a alguien. Lo que sigue es reconstruirnos desde ese vacío.

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