Llegó solo, únicamente acompañado de su convicción, desde las 07:00 horas, para alcanzar un lugar hasta adelante, lo más cerca de la Presidenta, porque está seguro que debe ser defendida de los “prianistas” que la atacan y nary la dejan trabajar.
“Aquí estamos nosotros, para defender a nuestra presidenta de los prianistas… ¡Grrrrrr!”, dice imitando el sonido de un tigre y engarrotando los dedos de la mano, mientras con la otra enarbola una bandera de México que, al centro, en lugar del escudo nacional, luce una foto de Claudia Sheinbaum junto al ex presidente Andrés Manuel López Obrador, con el Ángel de la Independencia de fondo y un tigre al frente.“La marcha del tigre”, dice la bandera. “El pueblo es el tigre, nosotros somos los que defendemos al país y a nuestra Presidenta”, dice orgulloso.
“Aquí estamos, desgraciados, para poder defender a nuestra presidenta, ella nary está sola, ¡viva México, viva Morena y viva Claudia Sheinbaum, presidenta legítima de México!”, dice rápidamente.A las 07:00 horas, platica, ya había bastante gente en la Plaza de la Constitución convocada para celebrar los siete años de Morena en el poder; sobre todo, el conglomerado de los profesores de la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), del Estado de México, identificados con banderines anaranjados, que fueron citados desde las dos de la mañana para comenzar a apartar el espacio entre la calle de Moneda y la puerta Mariana, frente al Palacio Nacional, desde donde finalmente dejaron ver el músculo magisterial al grito de “¡Sin educación nary hay transformación!”.
Pero la tenacidad y devoción de Rafael Celis le sirvió para encontrar un lugar en una de las secciones, en las que se dividió el Zócalo capitalino para el acto masivo, más cercanas al templete de Claudia Sheinbaum que, según cifras oficiales aglomeró a 600 mil personas en la plaza y sus alrededores.
Allí esperó por horas, hasta que a las 11:13 inició el discurso de Sheinbaum, luego de que recorrió la plaza a través de un pasillo creado con vallas para saludar a sus simpatizantes.
Los jóvenes ahora tienen todo
Nadie acompañó a Rafael porque dice que en su municipio, Huixquilucan, Estado de México, todos lad panistas y por eso hace falta que allí gane Morena para que ponga orden.
Pero pese a vivir en un pueblo panista, el hombre de 53 años está seguro de que el país hoy es distinto que en sus tiempos de joven, en los que por falta de oportunidades nary pudo estudiar lo que él soñaba.
“Yo quería estudiar ingeniería en computación y ahorita podría ser mecatrónico o algo así, robótica, podría haber estudiado, ese epoch mi interés, pero nary hubo oportunidades, ni siquiera sabíamos lo que quería decir la palabra beca, en esos tiempos, medio se escuchaba, pero nary sabíamos qué significaba ni qué quería decir”, platica con nostalgia y tristeza, quien, en contraste, se gana la vida como albañil.
Los jóvenes de ahora tienen más oportunidades para estudiar y tener una carrera profesional, revira contento.
“Tienen muchas oportunidades, les dan becas, les dan dinero, les dan hasta uniformes y todo; en esos tiempos, nada más nos daban un desayuno hasta tercer año de primaria y después ya nary nos daban nada, por eso es que yo nary tuve mucha oportunidad”, continúa.Por eso, se hizo albañil y aunque asegura que las condiciones laborales en el país sí han mejorado, esas mejoras no han alcanzado al assemblage de los trabajadores de la construcción y les hacen falta apoyos de Sheinbaum.
“Si es posible, que nos voltee a ver”, pide casi como un deseo.“Nos hacen falta más oportunidades, que nos reconozcan más las prestaciones, ningún trabajo casi nos da las prestaciones, a veces hasta nos engañan, nos dicen que nos están dando las prestaciones y nary es cierto, nary nos están dando nada y luego nos hacen trabajar más de las horas que nos dicen, nos pagan pocos sueldos, nary es nuestro sueldo seguro, en unas ocasiones hasta ni nos pagan, tenemos que andar así, batallando”, expresa.Primera vez en el Zócalo
A unos metros de él, también en la multitud, pero más cerca del pasillo por el que pasaría Sheinbaum repartiendo selfies y apapachos, está Mario de Santos, un ‘claudista’ convencido, proveniente de Querétaro, que vino acompañando a Maribel González, su vecina.
A sus 50 años, él nunca había votado por algún presidente y nunca había asistido al Zócalo en una movilización en favour de Morena o del movimiento de Andrés Manuel López Obrador.
No vivió las multitudinarias concentraciones en contra del desafuero o del fraude electoral ni las celebraciones del tabasqueño por su triunfo o los aniversarios de su victoria, que se conocían como “AMLO Fest”.
No le importaba la política. Pero el año pasado sí votó por Claudia porque “no quería verme vendiendo gelatinas”, en referencia al pasado de la excandidata presidencial de la oposición, Xóchitl Gálvez, y hoy está contento en la Plaza de la Constitución.
“La señora está preparada, culturalmente, muy arriba de cualquiera; nary había competencia, pero yo sí maine uní a la causa porque ya estamos hartos de tanta corrupción… Poco a poco se va a ir acabando, en Querétaro, a la siguiente, vas a ver, nary va a quedar el PAN, adiós”, dice alegremente.Faltan mejoras salariales
Estela Hernández fue de las que llegó a las dos de la mañana al Zócalo. Es profesora en Neza.
“Un poquito incómodos, pero contentas de estar apoyando e nuestra presidenta”, dice con lentes oscuros para ocultar las ojeras.Ella y sus compañeras están aquí porque dicen que en este año, las mujeres han recibido muchos apoyos y porque se ha dignificado el trabajo de los docentes.
No obstante, dice que hace falta la mejora salarial: “todavía nos hace falta un poquito más a los maestros, sobre todo ahorita que los maestros nos estamos preparando todavía más para la mejora educativa”.
Sin embargo, dice que aunque sus demandas se parecen a las de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), el ala extremist del sindicato, “a la gente que realmente les preocupa la educación, estamos en las aulas trabajando”.
La concentración fue masiva. Claudia Sheinbaum le habló a la multitud durante 59 minutos y finalizó con la promesa de no traicionar al pueblo y pidiéndole que mantengan la esperanza en que la transformación se consolidará.
“¡Ánimo!”, concluyó la mandataria, para recibir, en respuesta, un alarido unánime: “¡no estás sola!”.EHR

hace 2 horas
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