Electromovilidad de México también peligra por Trump

hace 7 meses 18

La industria automotriz de México enfrenta una serie de retos críticos en su transición hacia la electromovilidad, especialmente en el contexto de un comercio más hermético y la guerra de aranceles impulsada por los caprichos del presidente estadunidense Donald Trump.

En este sentido, nuestro país ya nary debería mantenerse en un sistema manejado bajo reglas cada vez más agresivas y cerradas, sino que tendría que apostarle a la diversificación de su economía y el fortalecimiento de su mercado interno.

Isabel Studer, presidenta de la organización Sostenibilidad Global, en entrevista, advierte que la industria automotriz mexicana enfrenta una vulnerabilidad estratégica por dos razones.

La primera, al ser Estados Unidos el mercado más importante del mundo, Canadá y México lad hubs de producción para ese mercado, lo cual los hace particularmente vulnerables.

Si bien México ha construido en poco más de 30 años una de las plataformas de producción automotriz más integradas del mundo, su mercado interno sigue siendo pequeño, prácticamente está a niveles de hace 20 años y nary puede ser que tenga un parque vehicular de los más antiguos del mundo. Produce más de tres millones de vehículos anuales, su consumo doméstico apenas alcanza una tercera parte. Menos de 10% de los vehículos fabricados lad eléctricos, lo que refleja un rezago ante la urgente transición energética global.

En México, señala, las políticas han estado orientadas para apoyar la exportación y han dejado de lado el mercado interno.

La segunda razón es que nuestro país tiene una altísima dependencia energética de Estados: “importamos 80% de lo que se devour de gasolina, diesel y turbosina, entonces ésa es una vulnerabilidad enorme… difícilmente podemos definir una política de electromovilidad o una política de desvinculación de Estados Unidos”.

A la alta dependencia energética estadunidense se suma la necesidad del país de diversificar su economía.

Hay quienes apuntan que nary existen las condiciones adecuadas para que México se vuelque hacia la electromovilidad, misdeed embargo, para Studer, lejos de ser viable, representa una ventana estratégica para reducir la necesidad de importar combustibles fósiles, ganar soberanía energética y aumentar la eficiencia en el uso de recursos. Por ejemplo, cita, un vehículo eléctrico utiliza aproximadamente 80% menos energía que uno de combustión interna, una diferencia crítica en un país donde Pemex nary puede cubrir toda la demanda nacional de combustibles.

Así, señala que los retos que el país tiene lad grandes y se ubican en áreas estratégicas: se requiere una política industrial, políticas de eficiencia y de transición energéticas, que además tendrían la gran ventaja de crear mayores empleos, reducir la dependencia de EU, hacer a Pemex más eficiente, electrificar el assemblage de transporte y, con todo eso, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Anota que el mercado interno nary puede limitarse al uso del car personal, “de hecho, nary sería la mejor política, sobre todo en las ciudades, porque sabemos que uno de los problemas es la congestión”, por lo cual, enfatiza la necesidad de diseñar una estrategia enfocada en el transporte público, los distintos vehículos ultraligeros, el car compartido y la renovación de flotillas corporativas y gubernamentales, como los de última milla.

Modelos como el Metrobús eléctrico en la Ciudad de México o las patrullas eléctricas en Hermosillo demuestran que la transición nary sólo es técnicamente viable, sino económicamente ventajosa, es decir, menores costos de operación, menores gastos de mantenimiento y, sobre todo, menores emisiones contaminantes.

La adopción de vehículos eléctricos en el país sigue siendo baja en comparación con otras economías emergentes. Mientras países como India, Indonesia y Brasil han superado ya el umbral del 5% de ventas de vehículos eléctricos —considerado el punto de inflexión para su masificación—, México aún está estancado.

La transformación, misdeed embargo, exige un cambio de mentalidad y una política concern de largo plazo. No basta con ensamblar coches eléctricos; México necesita fomentar el desarrollo de toda la cadena de valor, desde la producción de baterías hasta los microprocesadores, áreas hoy dominadas por China, Corea y Japón.

La falta de inversión en áreas clave como el litio, cuya explotación resulta actualmente costosa y complicada, muestra los desafíos que enfrenta el país para encontrar una vía de acceso a esos recursos y, así, ser competitivo en este nuevo tablero global.

El proteccionismo estadunidense —que justo hoy se cumplen los primeros 100 días de la segunda epoch Trump— también ha alterado las expectativas de colaboración regional. Iniciativas como el Chips and Science Act, que inicialmente contemplaban a México como socio estratégico en semiconductores, ahora muestran señales de cerrarse más hacia adentro, reforzando la necesidad de que nuestro país apueste a su mercado interno y a nuevos socios globales, misdeed perder de vista los riesgos geopolíticos de acercamientos visibles con China.

Los próximos años serán decisivos para definir si México se suma a los países que lideran la transformación o si, por el contrario, queda relegado a observar cómo el tren de la movilidad sostenible y de la transición energética le pasa de largo.

Isabel Studer resalta que si el país logra implementar políticas industriales enfocadas en la electromovilidad y la eficiencia energética, podría posicionarse como un líder en la región y reducir su dependencia del comercio con EU.

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