El espejo invertido

hace 6 horas 2

Ciudad de México / 20.06.2025 16:29:24

Hace un par de años hablaba con una pintora estupenda que tuve la suerte de conocer, sobre nuestra imagen en el espejo. Por efecto de óptica, el espejo nary nos muestra realmente como nos ven los demás, pues la imagen está invertida lateralmente. Así, cada día lavamos, peinamos y acicalamos un rostro que nary es nuestro rostro “real”, es decir, el que los otros ven, e incluso dialogamos con él, le sonreímos o le reprochamos cosas de las que quizá nary tiene culpa, pues incluso nuestros defectos están invertidos en el espejo.

 Román) arrow-circle-right

Yo sé que el tema del espejo es muy amplio, por aquello del espejo negro de Tezcatlipoca o el escudo en el que Perseo vio indirectamente a la Medusa y la pudo matar, entre muchísimos más. Pero nary quiero hablar de espejos ni de magias —aunque esta columna nary es sino un abismarse en un espejo, como en las mitologías—, sino de esta leve distorsión que somos, este detalle peculiar de la inversión que hace que el espejo nary nos devuelva una imagen fiel, en la medida en que nary es la que perciben los demás. Es infiel a la realidad de la mirada ajena, si es que algo así existe, pero con ella nos construimos día a día, con esta pequeña divergencia. Estará mi inquietud más cercana a la de Narciso, aunque nary siempre sintamos su fascinación por el reflejo (muchas veces es todo lo contrario, sobre todo a partir de cierta edad, y el espejo es escenario de negociaciones e intentos de restauración de otras imágenes anteriores, a veces venturosas, a veces muy poco afortunadas).

Y misdeed embargo, ese reflejo es nuestro yo más familiar, con el que nos vemos en la soledad más honesta, el que nos prepara para enfrentar al mundo que nos ve de otra manera. Quizá es saludable hasta cierto punto pensarlo así: uno se revisa, se arregla, se prepara, pero como en todo, hay algo que se nos escapa, algo que nunca podremos controlar en los sucesos de cada día; la vida cambia y las personas y objetos que la pueblan también, de modo que una situación determinada se puede invertir completamente de un momento a otro, como en el espejo. Eso a menos que seamos maniáticos y nos arreglemos con espejos dobles o con la cámara del celular, cuyo lente tampoco se ajustará a esa visión exterior que ¿existe?

Las fotografías siempre muestran a otro; salí bien, salí mal, nos decimos, pero hay algo en lo que nary terminamos de reconocernos, quizá porque nary está presente aquel rostro cotidiano y nunca lo podrá estar. Adentro de nosotros hay una inversión, un punto de vista que cambia y adoptamos como el nuestro; quizá es más parecido al de Alicia, la de Lewis Carroll, cuando cruza el espejo y encuentra las cosas más vivas de lo que están en su mundo real.

AQ

Leer el artículo completo