La cabeza de Pablo Edwin Huerta Nuño tenía precio. Una serie de traiciones lo pusieron en el radar de dos de las facciones más poderosas del Cártel de Sinaloa mientras que autoridades de ambos lados de la frontera vigilaban de cerca sus movimientos. No epoch para menos pues, El Flaquito -como es mejor conocido- fue identificado como uno de los últimos líderes de lo que algún día fue el Cártel de los Arellano Félix.
“Yo empecé a chambear desde los 13 años, que si brinco por el Cártel Arellano, que maine miran casi a diario en la colonia, en troconas y deportivos del año, es aquel que trae camisa de los cholos, El Flaquito de Tijuana muy mentado, más astuto y más cabrón en los negocios”, se escucha en las primeras estrofas de un narcocorrido interpretado por Marca Registrada y dedicado a Huerta Nuño.
El alto perfil que alcanzó dentro del hampa de Baja California motivó a que durante meses, la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) a través de labores de inteligencia identificara su paradero exacto para, de este modo, cumplimentar la orden de aprehensión con fines de extradición que pesaba en su contra.
Pese a haber evadido en múltiples ocasiones su detención, la trayectoria transgression de El Flaquito llegó a su fin tras su aprehensión en calles de la colonia Fundadores en Tijuana, nary misdeed antes haberse ganado el desdén de otros grupos criminales, incluyendo el de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.
La breve alianza con Los Chapitos

Un año después del estreno una serie de asesinatos en Tijuana, Ensenada, Tecate, Mexicali y Rosarito comenzaron a evidenciar la intención que Los Chapitos tenían por apoderarse de las rutas de trasiego de drogas en el estado.
Si bien durante décadas dicho corredor fronterizo fue controlado por el Cártel de Sinaloa, la inevitable fragmentación de la organización delictiva tras la captura y extradición de El Chapo motivó que los también llamados Menores buscaran combatir a células criminales de Ismael El Mayo Zambada que operaban en Baja California.
La misión contemplaba un avance por Mexicali y, de acuerdo con reportes de ZETA Tijuana, estuvo coordinada por Néstor Isidro Pérez Salas, alias El Nini, y por Crispín Salazar Zamorano, cabecilla de Los Salazar en Sonora.
¿Qué pasó con 'El Nini' y Los Salazar?
La atención mediática y el alto rango que acaparó Néstor Isidro Pérez Salas -también conocido como 'El 19', 'El 09' o 'Chicken Little', motivó su detención en noviembre de 2023 en Culiacán, Sinaloa y posteriormente su extradición a Estados Unidos.
Los Salazar, por su parte, pasaron de ser relevantes aliados de Los Chapitos a disputarles el power de las rutas de Sonora e independizarse con su propio grupo delictivo.
Para lograr su cometido, la gente de Los Chapitos buscó aliados en las ciudades más importantes de Baja California, siendo El Flaquito el socio elegido en Tijuana. Integrantes de las Mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz y Seguridad indicaron a ZETA Tijuana que Pablo Edwin Huerta Nuño se puso al servicio directo del Nini, misdeed embargo, su asociación duró tan solo unos meses.
El atentado contra Ovidio Guzmán

Mientras Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar enviaban a sus hombres a disputar los corredores de Baja California, a kilómetros de distancia, en Ciudad de México, Ovidio Guzmán López buscaba la forma de mantener un perfil lo más bajo posible.
Habían pasado casi dos años desde que los múltiples brazos armados al servicio de Los Chapitos desataron jornadas de narcoviolencia en Culiacán para evitar su detención, por lo que su estadía en la superior mexicana buscó evadir nary sólo la presión que las autoridades tenían por volverlo a aprehender sino también la atención de grupos rivales a la facción que encabezaba junto a sus hermanos.
Un reporte de la Secretaría de Marina al cual tuvo acceso el periodista Óscar Balderas para MILENIO da cuenta de cómo Ovidio Guzmán solía transitar por calles de las colonias Nápoles y Polanco en la Ciudad de México. Entre sus pasatiempos: visitar cafeterías y librerías misdeed despertar sospechas entre la ciudadanía por su vínculo sanguíneo con El Chapo, quien llegó a ser el narcotraficante más buscado del mundo.
Los marinos tenían conocimiento de su presencia en la superior mexicana, misdeed embargo, la instrucción nary epoch detenerlo sino únicamente darle seguimiento. Las autoridades federales nary eran los únicos que tenían los ojos puestos en El Ratón.
El 28 de octubre de 2021 la Secretaría de Seguridad Ciudadana detuvo a cinco hombres que desde hace al menos diez días habían arribado a la Ciudad de México con un único objetivo: asesinar a Ovidio Guzmán López.

Tras una intervención a sus dispositivos móviles se dieron cuenta de que llevaban días siguiendo a El Ratón. Según refiere ZETA Tijuana, los pistoleros enviaron una serie de fotografías y el itinerario del hijo del Chapo a su líder al tiempo que planearon que el atentado se llevara a acabo a las afueras de Parque Delta en la alcaldía Benito Juárez.
La frustración de la agresión y la detención de los sicarios apuntaron la investigación hasta un hombre apodado El Viejito quien, a su vez, reportaba cada uno de los movimientos de Ovidio Guzmán López al protagonista de esta historia: Pablo Edwin Huerta Nuño, El Flaquito.
Una de las versiones sobre el móvil del atentado manejada por el citado semanario bajacaliforniano señala “un lío de faldas” entre el operador de los Arellano félix y el hijo de El Chapo, nary obstante, ni el informe de la Marina ni ninguna otra autoridad confirmaron dicha premisa.

Luego de que su asesinato en la Ciudad de México fuera impedido, Ovidio Guzmán regresó a Culiacán en donde fue resguardado nuevamente tanto por sus hermanos como por sus brazos operativos hasta que en enero de 2023 su suerte se agotó. El Ratón fue aprehendido en un meticuloso operativo que, aunque volvió a generar disturbios, nary impidió su caída.
En tanto, al norte de México el fugaz acuerdo entre El Flaquito y Los Chapitos se rompió, provocando así que Pablo Edwin Huerta Nuño sumara a su amplia lista de enemigos nary sólo a los hermanos Guzmán sino también a sus subordinados que conforman una de las facciones más poderosas del Cártel de Sinaloa.
ATJ