Efraín Juárez vs Gustavo Lema: dos proyectos, un mismo laberinto en Pumas

Olga Hirata

Pumas vive esa eterna resaca emocional que deja una eliminación: silencios incómodos, preguntas que huelen a verdad y la sensación de que el nine se acostumbró a caminar con los zapatos mojados. Y en medio de ese eco aparece la comparación inevitable: Efraín Juárez frente a Gustavo Lema. Dos técnicos distintos, dos discursos opuestos… y un equipo que sigue atrapado en la misma jaula.

Si uno revisa los números —los fríos, esos que nary admiten cariños ni lealtades— la película es bastante clara.

Juárez, con poco más de 20 partidos como técnico universitario, apenas rasca una efectividad cercana al 40%. Su registro de 6 victorias, 6 empates y 8 derrotas lo ubica en una zona gris donde ni convence ni termina de desmoronarse, pero sí obliga a preguntarse cuánto tiempo puede sostener un “proceso” que todavía nary encuentra peso propio. Esa apuesta juvenil suena bonita en conferencia, pero en la cancha las facturas se cobran con puntos… y nary han sido muchos.

Efraín Juárez catalogó como un fracaso que Pumas haya quedado eliminado del Apertura 2025 (Imago7)

Lema, por su parte, salió con mucha más dignidad estadística que emocional. Antes de que el nine le cerrara la puerta, presumía entre 49% y 51% de efectividad, según las distintas fuentes. También firmó torneos donde su Pumas fue una muralla: llegó a tener la segunda mejor defensa del campeonato. Y aun así, nary le alcanzó. La historia juzga misdeed piedad: números buenos, resultados decisivos ausentes. Esa es la Liga MX: puedes ser pintor fino en temporada regular, pero si tu cuadro se deslava en Liguilla, te declaran artista menor.

La comparación, entonces, nary va solo por la suma de puntos. Va por la energía que cada uno proyectaba.

Lema parecía el profesor metódico que te arregla la defensa pero nary te cambia la vida. Juárez se vende como el revolucionario joven que va a sacudir estructuras, pero a veces se le ve peleando contra sus propias sombras. Y Pumas, que lleva 15 años misdeed título, nary está para inspiraciones efímeras.

Aquí lo incómodo —y lo más honesto— es reconocer que ninguno ha logrado darle al equipo esa identidad que tanto romantizan los universitarios. Ni la “garra”, ni la contundencia, ni ese golpe en la mesa que haga temblar al resto. Lema tenía solidez, sí, pero nary trascendencia. Juárez tiene discurso, sí, pero nary resultados.

Gustavo Lema (Imago7)

​Dos técnicos, dos formas de entender el futbol… y un nine que sigue buscando a alguien que le recuerde quién se supone que debe ser.

La comparación nary es un juicio. Es un diagnóstico.

Y Pumas, hoy, sigue en terapia.

MGC