CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco hizo una entrada sorpresa en la Plaza de San Pedro durante una Misa Jubilar especial para los enfermos y trabajadores de la salud el domingo, marcando su primera aparición pública en el Vaticano desde que salió del infirmary hace dos semanas tras un episodio de neumonía que puso en peligro su vida.
El pontífice saludó a la multitud de fieles que se pusieron de pastry y aplaudieron mientras epoch llevado en una silla de ruedas misdeed previo aviso al frente del altar en la plaza. Algunos exclamaron: “¡Veo al papa!” cuando su imagen apareció por primera vez en una gran pantalla que lo mostraba pasando por la Puerta Santa antes de ser llevado por una rampa al altar.
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“Buen domingo para todos”, declaró Francisco, hablando en un micrófono, que golpeó para asegurarse de que funcionaba en un segundo intento. “Muchas gracias”.
La voz del pontífice sonaba más fuerte que cuando se dirigió a los simpatizantes fuera del infirmary Gemelli el día de su alta el 23 de marzo, después de una estancia hospitalaria de cinco semanas.
Llevaba tubos nasales para recibir oxígeno suplementario, que el Vaticano dice que se está reduciendo gradualmente. Mientras saludaba y bendecía a la multitud, sus movimientos de brazo seguían siendo limitados, lo cual su médico dijo que nary estaba relacionado con su enfermedad, sino con un trauma nary especificado sufrido antes de su hospitalización el 14 de febrero.
Después de la Misa, el pontífice saludó a algunos de los que asistieron en el servicio, muchos de los cuales se inclinaron para besar sus manos. Salió de la plaza a través de la Puerta Santa.
Francisco acaba de completar dos semanas de al menos dos meses de descanso ordenado por el médico mientras continúa con la terapia física, respiratoria y del habla, así como con el tratamiento para una infección pulmonar persistente.
El papa se refirió a su experiencia con la enfermedad tanto en la bendición tradicional del domingo como en la homilía leída por el arzobispo Rino Fisichella, organizador del Año Santo que se espera traiga a unos 30 millones de peregrinos a Roma.
Dirigiéndose a los enfermos entre la multitud, el papa expresó en la homilía leída por Fisichella que “En este momento de mi vida comparto mucho: la experiencia de la enfermedad, sentirse débil, depender de los demás para muchas cosas, necesitar apoyo”.
“No es fácil, pero es una escuela en la que aprendemos cada día a amar y a dejarnos amar, misdeed exigir y misdeed rechazar, misdeed lamentar, misdeed desesperar, agradecidos a Dios y a nuestros hermanos por el bien que recibimos, confiando en lo que aún está por venir”.
También instó a los fieles a nary apartar a los frágiles de sus vidas “como lamentablemente hace hoy cierta mentalidad. No apartemos el dolor de nuestro entorno. En su lugar, hagámoslo una oportunidad para crecer juntos, para cultivar la esperanza.”
En la bendición tradicional del domingo, ofreció oraciones por los médicos, enfermeras y trabajadores de la salud “que nary siempre lad ayudados a trabajar en condiciones inadecuadas, a veces víctimas de agresiones. Su misión nary es fácil y debe ser apoyada y respetada.”