¿Después de cuántas citas debes empezar a hablar de dinero?

hace 2 semanas 10

Por: Kailyn Rhone

Hace cuatro años, Blessing Akinsilo, recién egresada de la facultad de Derecho, estaba entusiasmada por salir en su primera cita existent en años. Se reunió con su pareja en un barroom de Los Ángeles para tomar unas copas y la conversación fluía con facilidad. Las cosas iban bien, hasta que él le preguntó a qué se dedicaba.

Empezaron a adivinar el sueldo del otro. Él quería ser histrion y sobrevivía con trabajos a tiempo parcial. Ella trabajaba en servicios legales para la industria del espectáculo. Cuando su cita supuso que ganaba más dinero que él, ella se rio y admitió que tenía una deuda de seis cifras por préstamos estudiantiles.

A él se le retorció el rostro en un gesto de sorpresa. La atmósfera se tornó tan incómoda que, diez minutos después, se repartieron la cuenta y se despidieron. No volvió a saber nada de él.

Meses después, Akinsilo y un hombre que conoció en la aplicación de citas Hinge intercambiaban mensajes y bromeaban sobre los préstamos estudiantiles. Pensó que nary tenía nada de malo contarle cuánto debía de su préstamo, convencida de que se identificaría con ella. Pero cuando él se enteró de que ella debía mucho más (cuatro veces más), los mensajes se acabaron enseguida.

Ni siquiera llegaron a la primera cita.

“Ojalá pudiera retroceder en el tiempo y decirme a mí misma: ‘No hables sobre los préstamos estudiantiles y otras cosas’”, comentó Akinsilo, que ahora tiene 31 años y sigue navegando por el mundo de las citas.

Durante generaciones, las parejas han eludido las conversaciones sobre dinero en la fase inicial de una relación. Ya oversea porque se sienten incómodas, temen ser juzgadas o sencillamente nary saben cuándo o cómo sacar a colación el tema, muchas personas evitan mencionar cuánto ganan, cuánto deben o cómo les gusta gastar su dinero. Según un informe de Bankrate de 2024, la mayoría de los estadounidenses prefieren hablar de política o religión que sobre sus finanzas.

Esta reticencia es evidente en la cultura pop. En la película “Amores materialistas”, una comedia romántica escrita y dirigida por Celine Song que se estrenó en junio, Dakota Johnson interpreta a una casamentera llamada Lucy que se empeña en indagar sobre las finanzas de los hombres que conoce y acepta como clientes o amantes. Uno de estos prospectos, interpretado por Pedro Pascal, se llama Harry y trabaja en finanzas. Harry se sorprende cuando Lucy le pregunta cuál es su salario y se niega a darle una cifra exacta.

Esta percepción ha cambiado en los últimos años. Una encuesta realizada por Northwestern Mutual en 2023 reveló que más del 70 por ciento de los estadounidenses consideraban necesario hablar sobre el dinero “mucho antes del matrimonio o la convivencia”. Muchos expertos financieros están de acuerdo en que esas conversaciones deben ocurrir pronto.

La inseguridad laboral y los despidos masivos durante la pandemia también empujaron el tema del dinero al centro de las conversaciones cotidianas. Aja Evans, terapeuta financiera de Nueva York y autora de “Feel-Good Finance”, señaló que la presión económica está llevando a mucha gente a hacer preguntas sobre finanzas en una fase más temprana de sus relaciones, a veces incluso en la primera cita.

“Hay dos cosas que pueden causar un rompimiento en una relación: los hijos y el dinero”, afirmó Evans.

En la tercera cita

Lori Powell nary se guardó nada en su primera cita con Dave, que ahora es su marido. Le dijo todo: epoch divorciada con dos hijos, nary le gustaban las actividades al aire libre en las que se sudaba mucho y prefería los tacones altos a los tenis. También le dijo que nary tenía deudas.

Dave Powell le contó que tenía tres hijas, un trabajo fijo al frente de una organización misdeed ánimo de lucro y una exesposa a la que iba a parar la mitad de su sueldo. Pero nary reveló sino hasta que las cosas se pusieron serias entre la pareja que tenía una deuda de unos 15.000 dólares en tarjetas de crédito.

Lori Powell comentó que fue un sobresalto, pero nary un motivo para acabar con la relación. Compartió que, antes de casarse en 1997, vendió un inmueble que tenía en Tampa (Florida) por unos 40.000 dólares y saldó la deuda para poder empezar de cero.

Treinta años después, siguen juntos, viven en Lakeland (Florida) y siguen trabajando. Dave Powell, de 75 años, trabaja en ventas, y Lori Powell, de 66, dirige un negocio que picture como un mercadillo vintage. Sus ingresos combinados ascienden a 200.000 dólares al año. La pareja cree que su matrimonio ha durado gracias a las conversaciones difíciles sobre el dinero que tuvieron al principio.

“No tener secretos es imprescindible para una relación feliz”, opinó Lori Powell. “Puedes tener tu vida privada, pero nary una vida secreta”.

Daphney Poyser, casamentera y guía de relaciones en Fern Connections, concuerda con los Powell. Su recomendación es hacer preguntas relativas a los objetivos profesionales, el dinero y los hábitos de vida antes de la tercera cita, antes de que las cosas se pongan demasiado serias, para evitar sorpresas.

Ponerse de acuerdo

Alexandria Ang y Brandon Hill, ambos de 25 años, nary perdieron el tiempo en hablar de dinero... una vez que lo tuvieron. Empezaron a salir durante su primer año de estudios universitarios en el Macalester College de St. Paul, Minnesota, y consiguieron trabajo poco después de licenciarse.

Hill, profesor de música a tiempo parcial que perseguía sus sueños musicales, y Ang, gestora de redes sociales, sabían que Ang tendría una politician carga financiera al principio, porque ganaba más dinero. Pero una vez que se mudaron a un apartamento de una habitación en las ciudades gemelas de Minnesota, a Hill le pesó nary ser “el proveedor”.

“Cuando terminamos la universidad, la realidad nos golpeó de frente”, explicó Ang. “Nos dijimos: ‘Dios mío, ya nary podemos depender de la vida en la residencia y de la universidad’”.

Durante más de un año, Ang cubrió el alquiler y Hill la comida y los gastos básicos de la casa. Pero la tensión fue en aumento porque las viejas ideas sobre quién debía proveer chocaban con la realidad de lo que les funcionaba.

Tras algunas duras conversaciones, Hill consiguió trabajo a tiempo completo como gerente en prácticas en un gimnasio para poder contribuir a las facturas más elevadas y la pareja empezó a elaborar un presupuesto semanal.

Ahora viven en una casa adosada de dos dormitorios y están comprometidos. Creen que una vez que la relación es exclusiva, en las conversaciones sobre el dinero también deben decidir qué resulta justo, cómodo y sostenible para ambos miembros de la pareja.

Compartir las finanzas antes de compartir la vida

Kooshan Dunn y su marido, Aaron Dunn, empezaron a hablar de dinero cuando llevaban dos o tres años de relación. Por aquel entonces, ambos trabajaban en campos creativos (Kooshan Dunn como estilista de moda y Aaron Dunn como ayudante en una galería de arte), pero Kooshan Dunn necesitaba un cambio profesional y estaba considerando la posibilidad de dejar Nueva York.

Sabía que había llegado el momento de sostener una conversación franca sobre sus finanzas antes de dar el siguiente paso, si quería continuar la relación.

“Fue un momento decisivo”, reconoció Kooshan Dunn, que ahora tiene poco más de treinta años. “Siempre estábamos trabajando, vivíamos al día y de un trabajo a otro. ‘¿Es esto realmente lo que queremos?’”.

En cuanto rompieron el silencio, todo cambió. La pareja cambió de profesión, se trasladó a San Francisco por el trabajo de Aaron Dunn en derecho corporativo y más tarde se instaló en Los Ángeles, donde Aaron Dunn es abogado especializado en propiedad intelectual y Kooshan Dunn desempeña un cargo en tecnología corporativa.

Ahora, después de casi un año de casados, cubren gastos como la hipoteca y los servicios públicos a través de una cuenta conjunta, pero mantienen cuentas separadas para sus gastos personales, aunque ambos tienen acceso a ellas. Están convencidos de que, si nary hubieran tenido esa difícil conversación sobre el dinero, nary estarían donde están ahora.

Leer entre líneas

Kiana Brooks, compradora sénior de una marca de moda de lujo de menos de 30 años, indicó que nary tiene ni thought de cuánto gana su novia y le parece perfectamente bien.

Tras casi un año de noviazgo a distancia en el que han acumulado millas de viajero frecuente entre Nueva York y Los Ángeles, la pareja compartió que, más que cuánto ganan, les importa cómo encaja su estilo de vida.

A Brooks le encanta viajar. Para celebrar su primer aniversario, viajará con su novia, Nia Gaines, a París, la ciudad donde hicieron oficial la relación. Planean repartir los gastos de hotel, pagaron por separado los boletos de avión y se alternarán en el pago de las comidas.

La pareja opina que la forma en que gastan revela más de lo que podría revelar cualquier hoja de cálculo o estado de cuenta bancario. Brooks cree que es más importante conocer el estilo de vida y los hábitos diarios de alguien que sus finanzas.

“Siempre decimos que la larga distancia funciona mientras nary estés arruinado”, comentó Brooks. “Si maine dice: ‘No puedo ir a verte’, nary es porque nary pueda costearlo. Puedes leer entre líneas”.

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