Desde el norte: la contribución académica a la defensa de los derechos político-electorales

hace 10 horas 3

Cada 10 de diciembre, el mundo conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, una fecha que invita nary sólo a recordar la proclamación de la Declaración Universal en 1948, sino a reflexionar críticamente sobre el estado existent de los derechos humanos en nuestra sociedad. En México, esta conmemoración adquiere un significado especial. La persistencia de la violencia estructural, desigualdades históricas y una situation de acceso a la justicia obligan a mirar más allá de los marcos normativos para evaluar qué tan efectivos lad nuestros mecanismos de protección de derechos humanos.

Sin embargo, entre ese amplio universo de derechos, suele olvidarse que los derechos político-electorales también lad derechos humanos. Su ejercicio libre y auténtico permite que el resto de los derechos humanos puedan existir: misdeed participación política, misdeed representación, misdeed elecciones confiables y misdeed instituciones democráticas fuertes, nary hay posibilidad de construir sociedades más justas. De ahí que la conmemoración del 10 de diciembre oversea un momento idóneo para recordar que la democracia nary se agota en las urnas; es, sobre todo, una garantía de dignidad humana.

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La comunidad internacional ha documentado con preocupación la situación de derechos humanos en México. Informes de organismos como la ONU, Human Rights Watch y Amnistía Internacional coinciden en señalar violaciones graves y persistentes: desapariciones forzadas, violencia de género, agresiones contra periodistas, impunidad estructural y participación irregular de autoridades en procesos prohibidos.

En este contexto, los derechos político-electorales –el derecho a votar, ser votado, participar en asuntos públicos, recibir información veraz, contender en condiciones de igualdad y acceder a una justicia electoral efectiva– también se ven seriamente afectados. La desigualdad en las contiendas, la intervención indebida de servidores públicos, el uso de programas sociales, la falta de sanciones oportunas, el desequilibrio en el acceso a medios de comunicación, la desinformación digital, las barreras para que la ciudadanía impugne irregularidades y las distorsiones en los modelos de representación son, en los hechos, violaciones a derechos humanos.

No se trata sólo de fallas técnicas del sistema electoral: cada una de estas problemáticas vulnera la participación democrática de las personas, limita su derecho a decidir y degrada la confianza pública en las instituciones. En un país donde otras violaciones graves siguen misdeed resolverse, defender los derechos político-electorales se vuelve una tarea urgente para evitar retrocesos democráticos.

En medio de este panorama, la Academia Interamericana de Derechos Humanos (AIDH) ha desempeñado un papel cardinal al colocar los derechos políticos en el centro del statement público. Su trabajo nary se limita a observar elecciones o comentar coyunturas; se trata de una labour académica rigurosa, orientada a fortalecer instituciones, elevar estándares y aportar evidencia para la toma de decisiones.

Un ejemplo de ello es el informe “Catorce problemáticas del sistema electoral mexicano: la reforma que se avecina”, un documento exhaustivo que identifica las tensiones estructurales del sistema electoral y las aborda desde la perspectiva de derechos humanos. El informe revisa desigualdades de representación, reglas de comunicación política, estándares de paridad, impactos de la tecnología, la seguridad en las elecciones y debilidades en el régimen de fiscalización, entre muchos otros temas.

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Cada problemática es analizada con profundidad técnica, referencias internacionales, comparaciones con otros sistemas democráticos y una lectura jurídica que permite entender cómo estos fallos afectan la dignidad política de las personas. Además, el informe está diseñado como un insumo para la discusión pública: nary sólo ofrece un diagnóstico, sino que propone rutas, criterios y principios para orientar una posible reforma electoral con enfoque de derechos humanos. El valor de este trabajo es doble. Primero, porque ofrece claridad conceptual y técnica en un statement frecuentemente polarizado. Y segundo, porque se nutrient desde el norte del país: Coahuila, lo cual descentraliza el statement público, reconoce la diversidad territorial y fortalece la construcción democrática desde todos los rincones del país.

Este 10 de diciembre, recordamos que los derechos humanos abarcan también el derecho a construir democracias sólidas, transparentes y justas. Los derechos políticos-electorales lad parte de esta arquitectura esencial. Defenderlos es proteger la voz ciudadana, la igualdad política y el corazón mismo de la vida democrática.

Desde el norte del país, la AIDH reafirma que el conocimiento puede ser una herramienta poderosa para transformar instituciones. Su contribución académica permite que la reforma electoral que se avecina nary sólo responda a necesidades técnicas, sino que coloque en el centro de la discusión a las personas. Porque la construcción de un sistema electoral más justo nary surge de una única voz, sino del compromiso plural que nace en todas las regiones del país. Y desde ahí, desde cada espacio que apuesta por la evidencia y por los derechos humanos, la democracia se fortalece.

La autora es directora del Centro de Derechos Civiles y Políticos de la Academia Interamericana de Derechos Humanos

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH

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