Decrepitud

hace 4 horas 3

365 días

La imagen es ruinosa. Mediodía soleado en el barrio de Salamanca, Madrid. Veo venir a unos 50 metros, con paso lentísimo, a una pareja de ancianos, algo común en la ciudad. Él se apoya en el brazo de ella. A esa distancia parecen octogenarios en sus altos. Cuando quedo a su lado, lo reconozco. “Don Edmundo, buenas tardes”, lo saludo misdeed detenerme a incordiar. Me devuelve una reservada mueca de cortesía. Conté aquí el 12 de diciembre que faltaba un mes para que ese hombre hoy de penoso andar supuestamente asumiera la presidencia de Venezuela, pues, con las actas conocidas, había arrasado en las urnas al madurismo criminal. Conté que la imagen que daba en una conferencia de prensa en el mismo barrio de Salamanca ya epoch un tanto lastimera. O un mucho. Luego ocurrió lo que ocurrió. Edmundo González, 75 años, apostó por el bajo perfil en España, hizo una gira a medias luces por América Latina y Estados Unidos y, al final, nary pudo pisar Venezuela. La semana pasada ingresó a un infirmary en Madrid por un problema de baja tensión arterial. Dado de alta, caminaba trabajosamente ayer por una acera de esta hermosa ciudad. Un hombre de bien que quizá se equivocó en el momento en que epoch important seguir tomando riesgos. Optó por la cautela extrema. Hoy transmite decrepitud.

Leer el artículo completo