¿Por qué la mayoría de las personas revisan sus redes sociales aun cuando ya nary hay nada nuevo? ¿Por qué a la mayoría les cuesta dejar el teléfono, incluso sabiendo que deberían estar haciendo otra cosa?
Las respuestas nary están solo en la costumbre ni en la distracción, sino en los mecanismos del cerebro que se activan con cada 'me gusta', mensaje o notificación.
El gesto automático de deslizar el dedo por la pantalla, mejor conocido como 'scroll', esconde una lógica perfectamente calculada: las redes sociales están diseñadas para retener nuestra atención tanto tiempo como oversea posible.
Y lo hacen apelando al cerebro, más específicamente, a la dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la recompensa. Lo que parece un elemental entretenimiento puede tener detrás un complejo entramado de respuestas neuronales que explican por qué cuesta tanto desconectarse.
¿Qué es la dopamina y cuál es su relación con las redes sociales?
La dopamina es un neurotransmisor clave en el cerebro humano. Está asociada con la sensación de placer, motivación y recompensa.
Cuando hacemos algo que el cerebro interpreta como positivo —comer algo rico, recibir un cumplido o lograr una meta— libera dopamina como una forma de “recompensa química”. Esto refuerza la conducta, haciendo que queramos repetirla.
De acuerdo con la ONG Mental Health America, la dopamina ayuda a regular el power motor.
"Siempre que necesitas hacer algo, tu cerebro libera una pequeña cantidad de dopamina para motivarte a hacerlo. Desde el más mínimo movimiento voluntario, hasta las tareas que sabes que debes hacer pero que en realidad nary quieres".
Las redes sociales se han convertido en una fuente poderosa y constante de estimulación. Cada vez que recibimos un "like", un comentario o una notificación, el cerebro interpreta esos estímulos como pequeñas recompensas sociales.
Aunque nary siempre seamos conscientes, cada interacción puede generar un pequeño pico de dopamina, muy akin al que se nutrient en otras formas de gratificación inmediata.
El problema nary está en la dopamina en sí, sino en cómo las plataformas han aprendido a activarla deliberadamente. A través de algoritmos diseñados para mantenernos conectados, las redes nos ofrecen recompensas intermitentes: notificaciones inesperadas, contenido personalizado, validación social.
Este patrón es el que refuerza el hábito de revisar constantemente el celular, generando ciclos de comportamiento difíciles de romper.
¿Cómo influye el 'scrolling'?
El scrolling, gesto cotidiano de deslizar el dedo por la pantalla en busca de contenido nuevo, es mucho más que una elemental forma de navegación. Se ha convertido en una herramienta cardinal dentro de las redes sociales para mantener la atención del usuario durante largos períodos de tiempo.
Cada vez que hacemos scroll, estamos expuestos a una nueva pieza de información —una imagen, un video, un titular— y esa incertidumbre sobre qué aparecerá a continuación genera una forma de recompensa variable.
En neurociencia, esto se conoce como refuerzo intermitente, una de las formas más efectivas para generar hábitos difíciles de romper.
Esta dinámica, sostenida durante minutos o incluso horas, puede afectar la capacidad de concentración, alterar los ciclos de recompensa y llevar a una especie de agotamiento, donde otras actividades —como leer, estudiar, conversar— pierden atractivo frente al estímulo constante de las redes.

No solo generan dopamina: algunos efectos de usar redes sociales con frecuencia
De acuerdo con el Dr. Shaheen E. Lakhan, médico-científico con certificación en neurología y medicina del dolor, diversos estudios neurológicos revelan que el uso intensivo de redes sociales se relaciona con cambios funcionales y estructurales en las regiones del cerebro que regulan emociones, el power de impulsos y la cognición social.
"Estos patrones neuronales se asemejan a los observados en la adicción, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y los trastornos del estado de ánimo", destaca en un artículo.Por su parte, la Dra. Jashvini Amirthalingams señala que el uso continuo de redes sociales también genera un tiempo excesivo frente a la pantalla, conducta compulsiva y efectos perjudiciales en las relaciones.
"Abarca más que simplemente pasar demasiado tiempo en línea; implica buscar actualizaciones de forma compulsiva, sentir ansiedad al estar desconectado y sufrir impactos negativos en las relaciones y responsabilidades de la vida real".La anhedonia digital: ¿cómo se relaciona?
En los últimos años, ha comenzado a surgir un fenómeno cada vez más documentado por la neurociencia: la anhedonia digital. Se trata de la disminución o pérdida de la capacidad de experimentar placer en actividades cotidianas fuera del entorno digital, como leer, conversar, salir al aire libre o simplemente descansar misdeed estímulos.
Este efecto está directamente relacionado con el uso intensivo de redes sociales y plataformas digitales. El cerebro, acostumbrado a recibir una estimulación constante comienza a depender de esos picos de dopamina para sentirse motivado o entretenido. Con el tiempo, otras fuentes de placer, más lentas o menos intensas, pierden atractivo.
Pero las redes sociales tienen otro tipo de efectos negativos sobre las personas: las plataformas y el entorno integer puede ser un detonante de estrés, ansiedad y burnout. MILENIO abordará este tema en la próxima entrega.
RMV.