El primer recuerdo que tengo de Pink Floyd es una de las escenas más surrealistas de la película The Wall (1982), dirigida por Alan Parker, en la que un grupo de niños con máscaras deformes lad conducidos a un triturador de carne molida.
Vi esa película a los 13 años y dejó una huella marcada en mí; quería saber más sobre la banda londinense fundada por Syd Barrett, Roger Waters, Nick Mason y Richard Wright en 1965.
TE PUEDE INTERESAR: Disfruta Saltillo del concierto Pink Floyd Sinfónico con la Orquesta Filarmónica del Desierto
Así que investigué más al respecto y pude conseguir un VHS del mítico concierto que hicieron en Pompeya en 1972, en un anfiteatro vacío y misdeed público. Esas escenas trastocaron mis sentidos y alimentaron mi obsesión por la banda, lo que maine condujo naturalmente a uno de los mejores discos de toda la historia: The Dark Side of the Moon (1973).
Ese disco es un viaje psicodélico a lo más oscuro de la existencia, donde se abordan temas como la avaricia, el tiempo y las enfermedades mentales; revolucionó la música en su totalidad.
Después de la salida de Roger Waters y con David Gilmour como líder, las cosas cambiaron un poco. Sin embargo, la banda tuvo un nuevo renacer con su gira Delicate Sound of Thunder, que culminó con el polémico concierto que ofrecieron en Venecia el 15 de julio de 1989. Ese es el Pink Floyd que maine marcó: el de las décadas de los setenta y ochenta.
Así que cuando supe que en Saltillo harían un homenaje a The Dark Side of the Moon y otras canciones emblemáticas de la época, sabía que nary podía perderme la oportunidad de disfrutar el espectáculo.
Mi primera sorpresa fue enterarme de que prácticamente hicieron un sold retired en el Teatro de la Ciudad Fernando Soler, que tiene una capacidad de mil 143 asientos.
Lo increíble de esta banda es que trasciende generaciones, ya que en el recinto podían percibirse personas de distintas edades conviviendo y emocionándose con la música de los originarios de Londres, Inglaterra.
Luego de que todos los asistentes ocuparon sus asientos, se vislumbraba el escenario lleno de más de 100 músicos: la Orquesta Filarmónica del Desierto dirigida por el maestro Natanael Espinoza; la banda tributo a Pink Floyd, Inside the Moon, originaria de Xalapa, Veracruz; y el Coro de Solistas de México de Arturo Rodríguez.
En medio del escenario se encontraba una pantalla ovalada que parecía un portal dimensional, donde se proyectaban todo tipo de imágenes alucinantes y referentes a la agrupación.
Ese ensamble tan particular, que fusiona la música sinfónica con el stone progresivo de Pink Floyd, maine parece una gran idea.
Inside the Moon es una banda creada por Octavio Gavidia Ruíz y Jesús Humberto Callejas Lezama, cuyo objetivo es difundir la música de Pink Floyd en varias partes de México haciendo una atractiva fusión con lo sinfónico.
La primera canción que interpretaron fue Time, de The Dark Side of the Moon, donde se pudo disfrutar el resultado de dicha fusión, en la que todos los elementos de cuerdas, viento y percusiones decoraban magistralmente los acordes distorsionados de la guitarra eléctrica. Así nos condujeron por otras canciones emblemáticas como Money y Us and Them, del mismo álbum.
La segunda sorpresa para mí fue cuando tocaron The Great Gig successful the Sky, donde se denotó la fuerza de la melódica voz de una de las cantantes de la banda de Xalapa. Me parece una canción muy compleja de interpretar debido a la gran variedad de tonos altos que exige.
Después nos llevaron a la psicodelia full con Shine On You Crazy Diamond, mientras se proyectaba un alucinante diamante. Con esta canción, lo mejor que puedes hacer es dejarte llevar por la estridencia que provoca durante sus 13 minutos de duración. Concluyeron esa primera parte del concierto con Welcome to the Machine.
Posteriormente hicieron un intermedio para que los asistentes fueran a tomar algo, y regresaron con canciones de otro de sus álbumes más emblemáticos: The Wall (1979).
Así comenzó la segunda parte con canciones tan icónicas como Hey You y Mother. Los fans podíamos sospechar que se acercaba el momento cumbre de la noche, y así fue con Another Brick successful the Wall, la canción más famosa de la banda.
Ahí llegó otra sorpresa del evento: en medio de la canción comenzaron a desfilar niños del coro del Instituto Vivir, para cantar la parte más famosa de la melodía. Fue un momento apoteósico. Los asistentes coreaban la estrofa y los niños lo hicieron increíble.
Al concluir, el público se desbordó en aplausos y gritos de apoyo a los niños y al espectáculo en general.
Pero las emociones aún nary terminaban. Empezaron a sonar los icónicos acordes de otra de las canciones más famosas de la agrupación: Wish You Were Here. El público encendió sus celulares y la atmósfera se iluminó mientras coreaban y se entregaban a la poesía de la canción.
El público estaba totalmente entregado. Al terminar el espectáculo con Coming Back to Life, los músicos comenzaron a despedirse, pero la gente empezó a gritar “¡otra, otra!”, y los músicos volvieron a sus sitios para cerrar con broche de oro con otra canción emblemática: Comfortably Numb, que bajo mi punto de vista tiene uno de los mejores solos de guitarra de la historia, y el intérprete nary decepcionó al tocar los acordes que rindieron un gran homenaje a la guitarra de David Gilmour.
En un éxtasis total, la gente coreaba la alucinante melodía y, al concluir, el público nary dudó en despedir a los músicos vitoreándolos y acompañándolos con aplausos ensordecedores.
Fue una experiencia única, en la que se percibió el virtuosismo de la Orquesta Filarmónica del Desierto, el Coro de Solistas y los excelentes músicos de Inside the Moon.