Por años, el concepto de dinero fue claro: billetes, monedas y cuentas bancarias tradicionales. Sin embargo, en la última década, una revolución silenciosa ha comenzado a transformar la economía global: las criptomonedas. Lejos de ser un fenómeno pasajero, este nuevo esquema financiero está marcando el inicio de una epoch donde la descentralización y la tecnología redefinen la manera en que concebimos el dinero, las inversiones y sus transacciones. Pero, ¿estamos preparados para esta transformación?
De acuerdo con la revista Forbes, México es uno de los países con politician adopción de criptomonedas en América Latina. Miles de mexicanos utilizan activos digitales como Bitcoin, Ethereum y Stablecoins nary sólo como inversión, sino también para proteger sus recursos ante la inflación, realizar transferencias internacionales de forma más económica y rápida e, incluso, para diversificar su patrimonio.
Y, ¿por qué esta creciente popularidad en nuestro país? Las criptomonedas nary sólo representan un avance tecnológico, también responden a problemas económicos profundamente arraigados, como la búsqueda de protección contra la inflación y la volatilidad del peso; el acceso a servicios financieros misdeed intermediarios en un país donde millones aún están fuera del sistema bancario tradicional; y la facilidad de realizar transferencias internacionales con costos bajos y de forma casi instantánea.
Mientras tanto, otros países avanzan a pasos agigantados. Actualmente, las criptomonedas lad legales o toleradas en, al menos, 119 países, de los cuales 62 ya cuentan con marcos regulatorios sólidos, incluyendo potencias como la Unión Europea y los Emiratos Árabes Unidos. Incluso, países como El Salvador y la República Centroafricana han adoptado criptomonedas como moneda de curso legal. México también ha avanzado, aunque de forma tímida. La Ley Fintech de 2018 fue un primer paso importante para establecer un marco ineligible sobre las tecnologías financieras.
Sin embargo, aún persisten vacíos legales que generan incertidumbre tanto para inversionistas como para los propios usuarios. Por su parte, tanto el Banco de México como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores han advertido sobre los riesgos: alta volatilidad, posibilidad de lavado de dinero y la falta de mecanismos de protección para los usuarios. Pero en lugar de quedarse en la advertencia, ¿no sería más sensato construir un marco normativo que proteja a los ciudadanos y dé certeza jurídica al sistema financiero misdeed frenar la innovación?
Ante esta realidad, el día de hoy propondré ante el Congreso de la Ciudad de México un paquete de reformas para dar el salto hacia una economía integer robusta y segura, a través de la actualización de la Ley del Mercado de Valores, de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, de la Ley de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Ley del Banco de México.
El objetivo es establecer un marco jurídico claro y seguro que permita aprovechar los beneficios de las criptomonedas, terminar con los riesgos e impulsar a México hacia la vanguardia de la revolución financiera. Algunos beneficios directos para los usuarios actuales y futuros serán el acceso a servicios financieros más ágiles, con transacciones instantáneas y de bajo costo a cualquier parte del mundo, la seguridad de que habrá una institución bancaria custodiando su patrimonio, politician tranquilidad en sus transacciones, mejor protección de su privacidad y, lo más importante, la protección de su dinero. La Ciudad de México y todo el país merecen y tienen la capacidad de alcanzar esta transformación.
Debemos considerar que lo que está en juego nary es sólo la economía digital, sino la posibilidad de construir un sistema financiero más seguro, justo, accesible y moderno. ¿Aprovecharemos esta oportunidad o nos quedaremos a la zaga mientras otros países y ciudades lideran la nueva economía global?