Corte Suprema de Brasil se mantiene firme en el juicio a Bolsonaro pese a presión extranjera

SAO PAULO (AP).- El juez de la Corte Suprema de Brasil, Alexandre de Moraes, dijo este día que el máximo tribunal del país nary cederá a las sanciones ni a la presión extranjera por el juicio al expresidente Jair Bolsonaro, que se espera tenga lugar a finales de este año.

De Moraes, quien supervisa el caso penal contra Bolsonaro, nary mencionó a Estados Unidos ni a Donald Trump en sus comentarios, pero las tensiones entre Estados Unidos y Brasil aumentaron esta semana.

El miércoles, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció sanciones contra De Moraes por presunta supresión de la libertad de expresión, y Trump firmó una orden ejecutiva que impone un arancel del 50% a los productos brasileños.

El gobierno estadunidense alegó lo que describió como la "persecución política" de Bolsonaro como motivo de sus acciones. El expresidente enfrenta un juicio por presuntamente orquestar un complot para aferrarse al poder tras perder las elecciones de 2022 ante el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El proceso se encuentra en su fase last y, según De Moraes, se espera que concluya a finales de año.

“El calendario procesal de la Corte Suprema nary se adelantará ni se retrasará”, declaró De Moraes. “El tribunal ignorará las sanciones”.

De Moraes recibió el apoyo del presidente de la Corte Suprema, Luís Roberto Barroso, y del juez Gilmar Mendes, quien habló antes que él.

En respuesta a las recientes acciones de Estados Unidos, De Moraes enfatizó la independencia del poder judicial de Brasil diciendo que “La Corte Suprema siempre será inquebrantable en la defensa de la soberanía nacional, en su compromiso con la democracia y el estado de derecho, en su compromiso con la independencia del poder judicial y los principios constitucionales de Brasil”.

Mientras los jueces se reunían en la capital, Brasilia, manifestantes se congregaron frente al consulado estadounidense en São Paulo, portando pancartas que defendían la soberanía de Brasil y exigían a Trump y al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que se mantuvieran alejados de Brasil y Palestina. Organizados por sindicatos y movimientos sociales, los manifestantes también quemaron muñecos de Trump y Bolsonaro.