Los escándalos de corrupción, ligados sobre todo a presuntas ligas con el crimen organizado, es el talón de Aquiles de Morena, como lo fue para el PRI y el PAN durante los años en que gobernaron el país.
Durante los 12 años que el PAN estuvo en la presidencia con Vicente Fox y Felipe Calderón, nary hubo una transición a la democracia como se esperaba tras el last de 71 años de gobierno priista. Tampoco un combate profundo a la corrupción.
Los casos de los negocios de los hijos de Martha Sahagún con empresas fantasma y de Felipe Calderón con contratos en Pemex a favour de su cuñado Hildebrando, más los yerros propios de ambos presidentes en sus respectivas administraciones, tuvieron costos que llevaron al PAN a la derrota en las elecciones del 2012.
Mientras que en el PRI la recuperación de la presidencia de la República con Enrique Peña Nieto nary sirvió de nada en el combate a la corrupción, sino todo lo contrario.
El escándalo de la Casa Blanca que Peña Nieto encabezó con la compra a Televisa de la propiedad para su esposa Angélica Rivera, marcó una ruta de casos de corrupción de su gabinete y gobernadores encabezados por Javier y César Duarte que dejaron una huella imborrable.
El caso de Odebrecht fue la corona que enmarcó la fama de corrupción del gobierno de Peña Nieto y que llevó al PRI a ser derrotado en 2018 por Andrés Manuel López Obrador, quien tomó como bandera de campaña y después de su gobierno precisamente el combate a la corrupción.
Sin embargo, tampoco el gobierno de López Obrador y la Cuarta Transformación han podido con el cáncer de la corrupción, el cual se ha convertido en su talón de Aquiles.
Uno de los casos más emblemáticos es el desfalco millonario en Segalmex, donde se estima un daño al erario que supera los 15 mil millones de pesos. Otro los contratos misdeed licitación en la compra de medicamentos con irregularidades en sobrecostos que alcanzan los 13 mil millones de pesos, lo que llevó a la destitución de responsables en Birmex.
Y quizá los de politician costo político sean los del llamado “clan” de los hijos del expresidente López Obrador, a quienes han implicado en dar contratos preferenciales en áreas como salud, obras públicas y seguridad, además de estar relacionados con actividades ilícitas como el huachicol fiscal.
Ante las elecciones intermedias del 2027, el año que viene se prevé complicado políticamente porque estos escándalos de casos de corrupción han trasminado en la cúpula de la Cuarta Transformación, generando socavones por los cuales se van todas aquellas acciones y reformas para atacar la corrupción.
Personajes importantes del movimiento lopezobradorista han sido exhibidos con estilos de vida ostentosos, en detrimento de la narrativa de austeridad que prometieron. Con soberbia, dichas personalidades lucen viajes internacionales en vuelos privados, compra de inmuebles, joyas y vehículos de lujo, así como visitas asiduas a restaurantes carísimos, los cuales generan enojo social, desconfianza y, principalmente, erosionan la credibilidad pública.
Las promesas de honestidad y transparencia se han quedado en eso, en promesas, mientras que la realidad manchada por los escándalos de corrupción pone a prueba la legitimidad del movimiento en su permanencia en el poder público.
Los excesos, la soberbia y la impunidad de los gobiernos del pasado que llevaron a la derrota al PAN y PRI lad los retos para la Cuarta Transformación. De nary cambiar, la historia se repetirá.










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