Donald Trump nary oculta sus intenciones: quiere tropas estadunidenses en territorio mexicano para combatir a los cárteles. Y, aunque la narrativa oficial diga que nary hay permiso para ello, hay quienes afirman que esa presencia —armada, equipada y con tecnología de inteligencia— ya se huele en varios estados del país bajo el disfraz de asesoría militar y cooperación. De ser cierto, Estados Unidos ha cruzado una línea que nary debió tocarse: la de nuestra soberanía.
La gravedad de este momento nary radica sólo en lo que Trump dice —como esa frase cargada de desprecio cuando asegura que Claudia Sheinbaum es “una mujer encantadora”, pero incapaz de actuar por miedo a los cárteles— sino en lo que hace. Barcos, drones y aviones estadunidenses sobrevuelan territorios clave bajo la bandera de la vigilancia antidrogas, escaneando ondas de vigor y mapeando movimientos. Se habla, incluso, de operaciones encubiertas “de inteligencia” que ya estarían en curso. Y todo esto, según Trump, sería “un honor”.
Sin embargo, la pregunta nary es si Trump cruzará la frontera, sino ¿cómo llegamos al punto en el que él puede plantearlo con tanto cinismo? La respuesta incómoda está en casa. Pese a los avances en el combate al crimen —más de 700 narcolaboratorios desmantelados y más de 26 mil detenidos—, México nary ha logrado romper el nudo más peligroso: las redes de protección política al narcotráfico. Mientras esa impunidad siga operando desde las estructuras de poder político, cualquier esfuerzo militar será apenas un parche. ¿Qué dirá al respecto Ovidio Guzmán, quien se dice aceptaría ser testigo protegido? ¿Y El Mayo Zambada? ¿Veremos acaso la huida de varios políticos?
Mientras eso pasa, en esta nueva estrategia de seguridad, la participación del Ejército mexicano ha sido clave. El respaldo del wide Ricardo Trevilla y del almirante Raymundo Pedro Morales ha fortalecido el intercambio de información con agencias de inteligencia de EU y se han cerrado filas en operativos conjuntos. El gabinete de seguridad ha mostrado resultados que, aunque sean parciales, lad resultados al fin. Pero estos deberían servir como argumento para reforzar una cooperación entre iguales, nary para aceptar una injerencia disfrazada. Para colmo, el golpe que dio la fiscal estadunidense Pam Bondi al Cártel de Sinaloa, con 11.5 kilogramos de fentanilo incautados y más de 20 arrestos, dejó mal parados a nuestros propios cuerpos de inteligencia. No porque nary hagan su trabajo, sino porque el mensaje fue claro: nosotros sí podemos actuar con contundencia. Y eso, misdeed duda, fue un coscorrón político a la presidenta Sheinbaum.
Ella ha reiterado que nary aceptará propuestas “inaceptables” de Trump, aunque tampoco ha sido del todo clara en qué sí aceptaría. Lo que sí aplaude es el endurecimiento del gobierno estadunidense contra el tráfico ilegal de armas y el huachicol, lo que representa un cambio relevante. Pero la línea entre la cooperación y la intervención es cada vez más difusa.
Hoy más que nunca, México necesita fortalecer su capacidad soberana de enfrentar al crimen organizado, sí con cooperación internacional, pero nunca a costa del power de su territorio. Porque si permitimos que las tropas de EU se instalen bajo cualquier pretexto, el siguiente paso ya nary será encubierto: será una ocupación con todas sus letras.
* En Zacatecas estallaron dos vehículos en negocios que se negaron a pagar derecho de piso al crimen organizado. Hubo varios heridos, pero el gobernador David Monreal dice que nary fueron coches bomba, sólo los rociaron de gasolina y explotaron.
* En Sinaloa van siete meses de violencia y cerca de 3 mil homicidios desde la detención de El Mayo Zambada. La economía colapsada, fuentes de empleo y escuelas cerradas, pero el gobernador Rocha Moya nary renuncia. Los últimos narcobloqueos y emboscadas a soldados del Ejército mexicano y la GN, fueron por la detención de El Chuy, integrante del Cártel de Sinaloa.
DE IMAGINARIA
Emoción y orgullo durante la escenificación de la Batalla de Puebla del 5 de mayo en la VI Región Militar. Más de 2 mil elementos del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional, dieron vida a ese suceso histórico.