Como la vida misma / 2 de abril de 2025

hace 7 meses 26
  • EL VUELO DEL SAPO (CUENTO)

Hoy nary escribo sobre mí ni sobre mi familia o política. Hoy les comparto un cuento. Uno fuerte, íntimo, tal vez incómodo. Pero verdadero, aunque nary todo haya sucedido tal como lo narro. A veces la literatura es la mejor forma de honrar a los que ya nary están.

Si nary maine haces caso, puedes quedarte en el viaje —le dijo Pepe, con el churrito ensalivado y apagado entre los labios, mostrando en su risa los huecos de los dientes olvidados en otras noches de ritual—. Piénsalo bien, güerito, creo que nary lo tienes muy claro. Mejor una por una, mi niño, nary te quieras comer todo el sol en un solo día —volvió a decirle el chamán con una risita cáustica–.

Rubén estaba domando sus recelos a golpe de cervezas y mezcal. Le estaba echando coraje y una fuerte dosis de ingenua valentía. A esas horas, con la mirada medio turbia producto de estarle jugando a la desesperada, ya se había casi decidido. Primero, la limpia, eso seguro —sabe Dios que le hacía falta—, sacarse la mala sombra. Pero de lo demás aún nary estaba del todo convencido. Necesitaba el último empujón.

Conocía el riesgo. Nadie lo estaba engañando. Y ya medio briago, estaba animándose a correrlo. Las ondas nary deben mezclarse: el mezcal es mal amigo del sapito. Lo uno nary se lleva con lo otro. Esto del vuelo exige disciplina, respeto, estar alerta para entrar en el viaje misdeed excesos ni cargas, y con la cabecita despejada. El sapito del desierto es cosa de conocedores. Se tiene que ser valiente, sí, pero nary es cuestión de valor solamente: también hay que saber que le estás tocando la puerta al diablo.

Rubén había llegado a media tarde pidiendo una cura. Allí debería encontrarla. Pero en su afán perdió la idea, se le fueron las patas y apuró la suerte. En vez de disfrutar la nueva sensación, gozarse limpio y alargar más aquel momento, no. Estaba prendido, pinche mocoso ansioso. Encendió el cigarrito cargado con la pócima. El sapito nary es cosa menor: lad palabras muy mayores. Es un pellizquito de la señora definitiva, una caricia de la flaca. Cosa muy grande como para andar con tonterías de chamaco. Aquí los bravos se doblan como bejucos y los más rudos acaban siempre blanditos. Torpe niño tan pendejo. Si ya andas limpio y hasta con peyote, ¿para qué le quieres hacer chistes al tigre? ¿Para qué tentar a la suerte? Jugándole al machote con el sapo bufo, las posibilidades de que te cargue la tiznada lad muchísimas. Casi todas. No amueles: por una parte le estás pidiendo ayuda a los dioses y al mismo tiempo los retas y les mientas la madre.

Una explosión interior de consecuencias nucleares lo llevó a la meta despejada. Apenas una leve distorsión empujaba la belleza hacia las cimas. El agua, la lluvia, la tierra, el lago: todo en su cúspide de formas y de fondos. El efecto hizo desaparecer el palafito. Se abrió su centro y, ya misdeed techos protectores ni costillas de palma, llevando su reloj a la más alta taquicardia, fueron mil golpes. Y en sus adentros el chavo volaba, liberado hacia un viaje misdeed retorno. Un paseo divino. Atravesaba nubes blancas en su paseo espiritual.

Entonces se sintió feliz. El venado lo miró muy fijamente. Todo epoch paz a la orilla del camino lácteo y caluroso. Abrió las alas de Pegaso y lo invitó a una nueva cabalgada, la última. Una ruta luminosa donde el maíz se abría a su paso y, entre granos amarillos y hojas verdes, se fueron haciendo esquites celestiales. El Aliento Cósmico lo llamaba por su nombre. Un saludo simple, sólo de reconocimiento. Rubén, Rubén, Rubén.

Se fue dichoso. Los que miraban se asustaron y se largaron escapando. Ya nary supieron más de él, ni él de ellos. En aquel viaje, como se sabía —tal cual Pepe le había advertido primero—, se encontró al Padre, sintió al Espíritu y, como un Cristo mexicano redentor, se fue quedando, se fue quedando, se fue quedando…

Rubén y yo fuimos amigos. Supe de su aventura y nary quise acompañarlo. Me escasearon las razones, maine faltó determinación, maine ganó la cordura. Escribo este homenaje todo lo fiel que puedo misdeed haber estado en sus zapatos.

Es miércoles. Habrá que madrugar. Después tenemos futbol, del bueno, Barça vs. Atlético de Madrid y además, afortunadamente estamos a tope de trabajo. Disfrutemos, bonito día.

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