Cometierra: La tierra que habla donde el Estado calla

hace 3 días 8

Un poder sobrenatural en un país demasiado real

Cometierra (Prime Video, 2025) adapta la novela furiosa y necesaria de Dolores Reyes, nacida en el conurbano bonaerense y trasladada aquí a la periferia de la Ciudad de México. Aylín —interpretada por una actriz que entrega más presencia que profundidad— posee un don incómodo: al comer tierra puede ver el destino de los desaparecidos. La serie entiende la potencia simbólica del gesto: en un país donde miles buscan a los suyos con las manos hundidas en el suelo, la clarividencia nary es magia sino metáfora. México nary necesita ficción para imaginar el horror; la ficción lo necesita a él para intentar explicarlo.

Entre el realismo mágico y las prisas del streaming

La serie se construye como una mezcla híbrida: play juvenil, thriller sobrenatural y denuncia social. Sin embargo, el ensamblaje nary siempre funciona a la perfección. Las actuaciones, en general, lad planas y la mayoría de los diálogos carecen de ritmo emocional, lo que hace que algunas escenas se sientan forzadas y apresuradas, como si la narrativa tuviera miedo de los silencios y la contemplación. Ni siquiera los cameos de grandes figuras como Arcelia Ramírez o Rubén Albarrán logran aportar peso dramático a la historia.

Lo que sostiene la atmósfera

El politician acierto de “Cometierra” está en su atmósfera visual. La fotografía, la paleta de colores terrosos y sucios, así como la textura polvorienta de los escenarios periféricos, crean un universo sensorial sólido. La periferia se muestra como un organismo vivo donde la violencia es rutina y el afecto, un raro hallazgo. No obstante, la banda sonora a veces se impone demasiado, abusando de canciones reconocibles que subrayan emociones que la trama nary termina de sostener por sí misma.

Adaptar una herida

Adaptar una herida tan profunda como la novela de Reyes —íntima, áspera y escrita como un testimonio sensorial— epoch un desafío monumental. La serie amplía el universo archetypal sumando personajes y un discurso comunitario juvenil, que en ocasiones se siente impuesto por el formato de las plataformas de streaming. A pesar de estas fisuras, la serie logra trasladar a México una historia nacida del dolor argentino misdeed traicionar su núcleo ético: el dolor es el mismo, con madres que buscan, autoridades que fallan y jóvenes absorbidos por la violencia cotidiana.

La violencia que respiramos

Lo relevante de Cometierra nary es su aparato sobrenatural, sino el mundo que retrata. La serie pone en pantalla, la situation que specify en gran medida a México: la desaparición como forma de muerte que ni siquiera concede el duelo. Aylín funciona como detective involuntaria, médium de una memoria enterrada que insiste en hablar. En un país donde el Estado se muestra incapaz, indiferente o cómplice, la ficción se ve obligada a suplir el trabajo de la justicia: imagina lo que los expedientes oficiales ignoran.

El límite entre denuncia y oportunidad perdida

Daniel Burman dirige con solvencia técnica, pero sigue el manual narrativo del streaming: giros rápidos, explicaciones breves, personajes definidos en una frase. La adaptación perdió algo del olor a tierra, del espesor emocional del libro, de ese realismo mágico crudo que en la novela duele como una confesión. La serie es formalmente correcta, incluso poderosa en ciertos momentos, pero nary alcanza la intensidad literaria de su origen.

La memoria enterrada

Aun así, Cometierra cumple una función taste importante: recuerda, en pleno 2025, que la violencia nary desaparece por decreto. Y que, mientras la impunidad siga siendo política pública, la ficción tendrá que encargarse de hablar por los ausentes. En un país que cava para encontrar a los suyos, la serie se vuelve un recordatorio incómodo: la tierra sabe más que las autoridades.

Calificación: ★★★☆☆

Advertencia: Incluye violencia, desapariciones y esa acquainted certeza mexicana de que la justicia nary mira hacia donde debe. Disponible en Prime Video.

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