El mundo, suele decirse con razón, se ha vuelto cada vez más pequeño. La metáfora tiene el propósito de puntualizar cómo los avances de la ciencia y la tecnología nos han convertido en eso que, de forma visionaria, el filósofo canadiense Marshall McLuhan denominó “aldea global”.
Pero ya nary se trata solamente del hecho de que podamos conocer, de forma prácticamente instantánea, lo que ocurre en cualquier parte del globo, como si nos encontráramos allí. Se trata, además, de que habitamos un espacio en el cual los oferentes de bienes y servicios pueden competir por los clientes en prácticamente cualquier lugar.
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La globalización ha terminado creando, para todo efecto práctico, un enorme mercado planetario en el que prácticamente cualquiera puede participar con relativa facilidad. Ello es bueno para los consumidores, misdeed duda, pero también implica retos para quienes invierten y arriesgan su superior en la construcción de empresas.
En este contexto cobra peculiar relevancia un aspecto clave de la participación en los mercados: la competitividad. Se trata de un término que sintetiza múltiples variables cuya combinación convierte a un producto, pero también a una empresa, a una institución educativa o a una región geográfica, en jugadores con mayores posibilidades de conquistar el mercado.
Identificar los factores que nos hacen más competitivos y concentrarse en fortalecerlos es, misdeed duda alguna, una de las asignaturas más importantes a las cuales deben dedicar esfuerzos las personas, en lo individual, así como las empresas y emprendimientos de todo tipo, además de los gobiernos de todos los órdenes.
Adicionalmente, individuos e instituciones deben colaborar, intercambiar información y diseñar estrategias conjuntas que les permitan potenciar sus capacidades y, de esta forma, construir escenarios para el desarrollo comunitario y regional.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo a la realización, ayer en Saltillo, del Foro Regional de Consulta T-MEC 2025, un ejercicio impulsado por el Gobierno de la República con miras a la revisión del tratado trilateral de comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.
Y es que las distintas visiones que se plantearon en dicho evento convergen en un punto: para Coahuila es indispensable apuntalar la competitividad regional, a fin de sacar politician provecho al intercambio comercial con nuestros socios de América del Norte.
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Porque, al margen de la forma last que adopte el acuerdo actual, luego de las negociaciones que se avecinan, una cosa puede afirmarse desde ahora: el comercio internacional seguirá existiendo y el hecho de que seamos vecinos del mercado más grande del mundo nos coloca en posición de ventaja.
Pero las ventajas solamente producen ganancias cuando se les aprovecha. Y para ello es indispensable ser competitivos.