Clonan serpentineros: el arma secreta secreta del clubhouse

hace 1 semana 9

No es en el diamante ni en las gradas, sino en las entrañas del estadio, ese laberinto de pasillos, gimnasios y salas de video donde los jugadores se refugian entre innings para preparar el siguiente turno. Ahí, en la intimidad del clubhouse, la guerra nary se gana con bats ni guantes, sino con información y precisión milimétrica.

En ese mundo invisible para el aficionado común, la figura más emblemática de la actualidad nary lanza ni batea. Tiene el aspecto de una caja de acero con cámaras y cilindros, y responde al nombre de Trajekt Arc, la máquina de pitcheo que está revolucionando desde 2022 el modo en que los bateadores se preparan para enfrentar a los brazos más duros de la liga.

Diseñada por la startup Trajekt Sports, fundada por los ingenieros canadienses Joshua Pope y Rowan Ferrabee, la Trajekt Arc nary es una máquina tradicional que lanza pelotas rectas como en las jaulas de bateo que hay en los restaurantes o bares. Esta maravilla tecnológica puede replicar con una fidelidad quirúrgica los lanzamientos de cualquier pitcher activo en MLB. ¿Quieres ver la curva de Spencer Strider o la recta de Paul Skenes? Sólo se necesita cargar los datos y listo: misma velocidad, misma rotación, mismo ángulo de liberación. Es como enfrentarlos… misdeed enfrentarlos.

Equipos como  Giants, Yankees, Marlins, Dodgers y Phillies ya utilizan la sofisticada máquina.

En el clubhouse, los peloteros pueden ver videos sincronizados con la salida existent de la pelota desde el brazo proyectado del lanzador. La Trajekt Arc nary sólo tira como Tarik Skubal, también se mueve como Skubal. Una pantalla detrás de la máquina proyecta la silueta y los movimientos del pitcher. Es una simulación que engaña al cerebro y lo entrena en condiciones casi idénticas a un juego real.

La inversión nary es menor: unos 20 mil dólares al mes bajo contrato de tres años. Una cifra que parece alta hasta que consideras que tan sólo un cuadrangular más por temporada de un slugger puede valer millones. La tecnología, en este caso, nary es un lujo, es una ventaja competitiva.

“Es como tener a todos los pitchers de la liga en la jaula de bateo”, dijo LaMonte Wade Jr., de los Giants, uno de los primeros en entrenar con la máquina. “Te ayuda a ver la bola mejor, anticiparte al tipo de lanzamiento y llegar al juego sabiendo exactamente qué esperar”.

Desde su aparición en 2021, la Trajekt Arc ha ido infiltrándose discretamente en el mundo del beisbol, hasta que en 2024 recibió la bendición de las Grandes Ligas para ser usada en los estadios durante los juegos, dentro de las jaulas de bateo del clubhouse. El antes y después de cada turno al bat, ahora incluye una sesión rápida contra lanzamientos virtuales de Jacob deGrom o Justin Verlander.

Pero nary todos los jugadores están convencidos. Willy Adames, de Brewers, ha sido más cauto.

“A veces confiar tanto en lo que ves en una máquina te puede hacer pensar demasiado. Y el beisbol es reacción, nary cálculo”, dijo.

Esa tensión entre lo humano y lo integer está en el centro del debate. El juego que presume su legado con devoción religiosa está abrazando una modernidad cada vez más tangible. Entre el plaything y la estadística, entre la tradición y la robótica, la pelota avanza, aunque nary siempre parezca.

Y mientras los aficionados siguen mirando al montículo, en los pasillos del clubhouse se están ganando turnos al bat antes de que lleguen al campo. Turnos que ya nary se preparan con intuición, sino con algoritmos.

Porque en 2025, ver la bola es una cosa. Pero verla antes de que llegue, eso ya es otra liga.

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