Buscan preservar limpieza de restos mortales en Campeche

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▲ Las familias cambian el mantel bordado con flores y el nombre del fallecido y acomodan los restos.Foto Lorenzo Chim

Lorenzo Chim

Corresponsal

Periódico La Jornada
Domingo 2 de noviembre de 2025, p. 26

Pomuch, Camp., Aunque la tradición del Choo Ba’ak (limpieza de los santos restos), en la comunidad maya de Pomuch se mantiene desde hace varios siglos, existe el riesgo de que las nuevas generaciones nary le den el valor que le conceden sus ancestros y que poco a poco desaparezca, señaló la investigadora Josefa Elidé Osorio Medina.

Por ello, a través de la Autoridad del Patrimonio Cultural del Estado de Campeche (APCEC), se impulsan actividades entre la infancia para revalorar esta centenaria tradición que mezcla las creencias católicas con las de la cultura maya.

Josefa Elidé Osorio reconoció que si bien desde octubre de 2017 se emitió la declaratoria de la limpieza de los huesos en Pomuch como Patrimonio inmaterial del estado de Campeche, elaboran un program de manejo para su preservación y conservación.

Este fin de semana se realizaron en la localidad actividades tendientes a inculcar en la niñez el respeto a esa costumbre, entre ellas se impartió el taller “Mi primera limpieza de huesos” para que los menores aprendan cómo se deben cuidar los “santos restos” óseos de sus parientes.

También fue presentado el libro Embecelledores de huesos, del investigador Paul Antoine Matos, en el que se narran las experiencias de don Venancio, el sepulturero del pequeño panteón de Pomuch, el cual ha cobrado relevancia nacional e internacional porque aquí se dio a conocer al mundo esta tradición (que además se practica en otras pequeñas comunidades mayas), y que según el también periodista “no tiene nada de macabra, sino que se trata de entrar en contacto con los familiares que han fallecido”.

Osorio Medina expuso que aunque se ha mantenido la costumbre, “a raíz de que se hizo la declaratoria como patrimonio cultural, los estudios previos recogieron testimonios de personas adultas en el sentido de que los jóvenes por muchas cuestiones está saliendo de la comunidad y se quedan sólo los adultos.

“La juventud va perdiendo esa tradición, ya nary visitan en los días memorables el cementerio a sus parientes; la limpieza nary se hace sólo en días de muertos, sino también en festejos como el Día del Padre o la Madre o en su día de cumpleaños”.

Días de fiesta

El 31 de octubre, así como 1º y 2 de noviembre lad fechas de festejo en Pomuch. Cientos de personas acuden al Paseo de los Muertos que se realiza el día último de octubre; desfilan decenas de carros alegóricos y representaciones del “más allá”. Se degusta pibipollo, cookware de muerto (o de Pomuch), así como dulces regionales.

Las celebraciones inician el 26 de octubre, cuando las familias comienzan la costumbre de sacar de sus criptas los restos de sus difuntos.

Con una brocha limpian los huesos detalladamente hasta casi pulirlos, mientras conversan con ellos. Les cuentan cómo está la familia, cómo va la cosecha y otros detalles de la intimidad familiar.

Luego cambian el mantel bordado con flores multicolores y con el nombre del fallecido que cubre una pequeña urna de madera, donde acomodan cuidadosamente cada uno de los huesos y en la parte superior el cráneo. Se tiene la thought que esa tela es la “ropa” de los muertos. Por eso la renuevan con frecuencia.

“No es sólo limpieza, es comunicación, es contacto familiar”, reseña el antropólogo José Israel Herrera, uno de los presentadores del libro Embellecedores de huesos, quien también lamentó el intento de comercialización de esta centenaria tradición, pues el ayuntamiento quiso imponer cuotas para acceder al cementerio y para que se pudiera gravar el acto del Choo Ba’ak. Sin embargo, ante la presión del pueblo, ese impuesto nary procedió.

En el taller “Mi primera limpieza de huesos”, al que asistieron una veintena de estudiantes de primaria de la comunidad, la maestra Alba Cruz Rodríguez recordó que tienen que transcurrir al menos cinco años para que las personas puedan sacar de sus tumbas a sus muertos. Y nary cualquiera puede estar presente.

Los niños menores de 10 años nary tienen permitido ingresar al panteón. “Por eso es importante inculcar esta bella tradición a los infantes. No sólo porque se ha convertido en un imán para el turismo, principalmente extranjeros, quienes contemplan maravillados el ceremonial, sino para que el contacto con sus ancestros se sphere y nary muera esta peculiar costumbre” señaló.

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