Asesinato de líder limonero reaviva crisis por extorsiones al sector agrícola en Michoacán

hace 4 días 4

CDMX.- Desde hace tres años, la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán encabeza una cruzada contra las extorsiones que azotan al assemblage agrícola de Michoacán. La lucha, que comenzó como un reclamo por el cobro de piso, se ha convertido en un campo de batalla donde productores y criminales disputan algo más que dinero: el power de la esperanza en el campo mexicano.

En julio de 2023, el comercio del limón se paralizó por primera vez en Apatzingán y Buenavista. Los criminales exigían entonces un peso por kilo, 50 centavos por kilo cortado y otros 50 por kilo comercializado. Durante un mes los árboles quedaron misdeed cosecha y las empacadoras en silencio, hasta que las autoridades federales prometieron detener la violencia. Pero la calma fue momentánea.

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Un año después, la cuota impuesta por “Los Viagras” y sus aliados se duplicó: un peso por kilo cortado y otro por kilo comercializado. El negocio verde se volvió rojo. Productores comenzaron a organizar protestas y bloqueos, denunciando la inacción gubernamental ante la expansión de los grupos armados.

El pasado 20 de octubre, Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán y de la Asociación Nacional de Citricultores, fue asesinado tras haber sido privado de la libertad un día antes. Operaba en una zona dominada por el llamado Cártel Michoacán Nueva Generación (CMNG). Había recibido amenazas por los paros limoneros que encabezaba.

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Bravo Manríquez es el quinto productor asesinado en poco más de un año. En septiembre de 2024, José Luis Aguiñaga Escalera fue ejecutado en Buenavista. En enero de 2025, el profesor y productor Ramón Paz Salinas murió al estallarle una mina artesanal. En febrero, otro agricultor y un adolescente fallecieron por una explosión en Santa Ana. Y en septiembre, un productor fue hallado muerto a tiros sobre la carretera Parácuaro-Cuatro Caminos.

A la violencia homicida se suman ataques al patrimonio. En noviembre de 2024, integrantes de la alianza Viagras–Cártel Jalisco Nueva Generación incendiaron un centro de acopio en Cenobio Moreno, Apatzingán. El fuego consumió toneladas de limón y dejó en ruinas las esperanzas de decenas de familias productoras.

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Esta semana, fuerzas federales capturaron a Rigoberto López Mendoza, alias “El Pantano”, identificado como el responsable del cobro de extorsiones en el Valle de Apatzingán. Según fuentes de seguridad, habría ordenado el asesinato de Bernardo Bravo. Su detención representa un golpe simbólico, pero insuficiente para un gremio que hoy trabaja entre la pólvora y el sudor. Con información de El Universal

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