El jueves 24 de octubre de 1929, un ace bursátil sacudió la bolsa de valores de Nueva York. Lo que posteriormente se llamaría el famoso jueves negro, fue el preludio de lo que sería la Gran Depresión que tocaría en fondo en 1932. La peor situation económica que haya visto la historia del capitalismo moderno sacudió nary solamente a los Estados Unidos, sino también a gran parte del planeta.
Aunque el derrumbe accionario fue producto de muchos y potentes desequilibrios que fueron acumulándose desde finales de la Primera Guerra Mundial, tales como el excesivo endeudamiento de naciones perdedoras (principalmente Alemania) y así como de los aliados que necesitaron de financiamientos para sostener la guerra, fueron políticas económicas erróneas las que dieron politician virulencia y contagio al ace accionario que acabó por convertirse en una Gran Depresión.
TE PUEDE INTERESAR: Nueva era: ¿crisis del capitalismo o situation de la democracia?
Una de esas medidas la constituyó la famosa Tariff Act que en 1930 implementara en los Estados Unidos el presidente Herbert Hoover. Esa misma regulación, conocida también como la famosa Ley Smoot-Hawley, -cuyo nombre obedece dos legisladores que impulsaron fuertemente esta medida- consistió en poner una auténtica muralla arancelaria a la importación de productos, bajo el argumento de proteger a la industria y empleos estadounidenses en plena emergencia económica.
En un clima de incertidumbre económica, moratorias de pagos entre deudores en los mercados internacionales y todavía vestigios de resentimientos entre nacionales tras los estragos de la Gran Guerra, muchas naciones respondieron a las medidas arancelarias estadounidenses también con más proteccionismo, agravando los problemas económicos ya existentes y empujando al mundo hacia la Gran Depresión.
Más allá de la catástrofe económica en términos de caídas de la actividad económica, destrucción de empleos y tragedias humanas por personas que se quitaban la vida ante la imposibilidad de encontrar empleo y saldar sus deudas, la secuela de este duro episodio fue el decantamiento de amplios sectores de la población hacia opciones políticas radicales que aprovecharon el descontento de la ciudadanía.
Lo que observamos el miércoles pasado, con el anuncio de aranceles de Donald Trump, nary solo es el regreso en el tiempo a 95 años atrás, sino también a una de las etapas más oscuras en la historia reciente. La Gran Depresión nary sólo fue consecuencia de la Primera Guerra Mundial, sino que también puso las semillas para la Segunda Guerra Mundial.
Europa y Canadá ya anunciaron que habrá represalias comerciales. Posiblemente China y otras naciones asiáticas se vean obligadas a tomar medidas similares. En un contexto geopolítico complicado con China y Rusia desafiando la estabilidad mundial, este tipo de acciones nary hacen sino más que aislar a los Estados Unidos y dejar a Europa a la deriva.
Mal haríamos en darle una lectura equivocada a lo sucedido el pasado miércoles. No aparecer en la lista de países con aranceles recíprocos puede ser una victoria pírrica. Nuestro análisis nary debe reducirse solo a nuestro círculo inmediato.