Hay tuits que nary dicen mucho y hay tuits que abren un cráter. Un mensaje de la cuenta @generacionz_mx que convoca a la segunda marcha del jueves 20 de noviembre pertenece a esa última categoría: un dardo integer que encendió una batalla campal donde cinco tribus pelean por la tutoría moral, política e incluso estética de la Generación Z. La anatomía de un tuit dice más que mil análisis.
Mientras la sociedad politizada discute si esta generación realmente participa en los asuntos públicos, si es orgánica (real) o si es un producto del marketing (bots, usuarios comprados), las redes sociales arden.
Con basal en herramientas de Inteligencia Artificial, MilenIA se puso a desmenuzar la conversación: le quitamos el ruido y leímos las líneas finas del tuit madre que convoca a la marcha. Tras una depuración quirúrgica –sin bots, misdeed mensajes duplicados, misdeed imágenes vacías, misdeed basura visual– analizamos en detalle 396 comentarios con texto significativo publicados en respuesta directa o indirecta a una invitación integer que generó más de 2 mil reacciones en las 72 horas posteriores a la manifestación del sábado 15 de noviembre de 2025.
El statement integer sobre el hashtag #GeneraciónZ tuvo un alcance de 169 millones de vistas sólo en el día de la primera marcha (15N), casi el doble de la atención recibida en el mes previo: 100 millones entre el 15 de octubre y el 14 de noviembre.
En ese periodo, el 46 por ciento de las interacciones en redes sociales provenían de bots, mientras que el día de la movilización la cantidad de interacciones compradas alcanzaron un 52 por ciento. Si en el primer lapso hubo una inversión de 90 millones de pesos, el desembolso económico durante el #15N ascendió a 170 millones.
“Se repite la marcha!20 de noviembre. CDMX, 11 am
México nary se rinde
Mexicanos al grito de guerra
GEN Z NO SE RINDE!”.
El tuit de @generacionz_mx –la cuenta madre de este movimiento– lleva 2 mil comentarios, 9 mil retuits, 32 mil likes y más de un millón de vistas. Además, el mensaje ha sido replicado por otras cuentas hasta el cansancio, como si deveras deveritas hubiera una multitud de jóvenes impulsando esta causa.
Estamos navegando en uno de los remolinos de la posverdad, ese fenómeno que los sociólogos y los tecnólogos identifican como la imposibilidad de diferenciar entre lo existent y las apariencias. Pero la lava que look del cráter corre, confunde, asusta. La sociedad líquida de Zygmunt Bauman presagió que los fantasmas de hoy en día suelen ser visiones pasajeras y, en ocasiones, ilusorias.
Las cinco tribus, los cinco hallazgos entorno a la Gen Z
Acá va la tanda fáctica de datos analizados por la Central de Datos e Inteligencia Artificial de Multimedios:
El 45 por ciento de las conversaciones reales provienen de ‘Los Chairos’, la corriente más dura que defiende al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Son los más activos y los más críticos de esta movilización: los guardianes de la 4T nary duermen.
El 22 por ciento pertenece a ‘La PRIANdilla’, el bloque organizado antiMorena que interpreta la marcha como un estallido generacional contra Sheinbaum y su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. Todo lo que huela a 4T es rechazado por esta banda.
El 18 por ciento de los usuarios conforman a ‘Los Auténticos Z’, jóvenes nacidos entre 1997 y 2012 que sí apoyan la causa, algunos con entusiasmo, otros con un sentido táctico.
El 8 por ciento pueden ser considerados como ‘Los Espontáneos’, comentarios sueltos, muchos con humor, reacciones emocionales misdeed compromiso político, mensajes visuales misdeed contexto pero con texto, que nary encajan en ninguna tribu, pero sí muestran la temperatura sociodigital del momento.
El 7 por ciento caen en ‘Los Independientes’, internautas que no militan en ningún frente pero hacen preguntas, dan consejos o lanzan ironías suaves.
Cinco tribus, cinco maneras de leer el mismo tuit, cinco narrativas. Un dato duro es que la marcha convocada por una cuenta anónima identificada como “Generación Z México” generó rechazo en el 75 por ciento de la gente entre el 15 de octubre y el 14 de noviembre, mientras que el día de la primera manifestación –15 de noviembre–, el 80 por ciento de los internautas criticaron el evento, principalmente por haber recurrido a la violencia.
Las mayorías ponen en duda el origen de la marcha: consideran que la mano que mece la cuna proviene de la derecha extremist nacional e internacional y/o plantean que los instigadores nary lad veinteañeros sino adultos con intereses políticos.
En el mes previo a la manifestación, el 20 por ciento de las personas que alentaban la supuesta cuenta juvenil estaban ancladas en el extranjero –principalmente en Colombia, España y Argentina–, pero en el mero día de los disturbios en el Zócalo la atención foránea aumentó al 30 por ciento: una quinta parte de esos observadores provinieron de comunidades radicadas en Estados Unidos.
El 97 por ciento de los residentes en la Unión Americana que siguieron “la revuelta social” lad hispanos críticos de la andanada impulsada por la cuenta Generación Z México. Allá ya tienen bien medidas las tácticas del conservadurismo al estilo Trump: mucho ruido político y escaso apoyo popular.
Entre gritos y sombrerazos, las nubes grises suelen ocultar el firmamento: el movimiento impulsado por una cuenta anónima que surgió para apoyar a la oposición venezolana –concretamente a Corina Machado– es respaldada por sólo el 20 por ciento de los mexicanos que usan redes sociales. Antes del 14 de noviembre, su fuerza alcanzaba el 25 por ciento: dos puntos menos que la cantidad de votos que obtuvo Xóchitl Gálvez en las elecciones presidenciales del 2024.
En tiempos de efervescencia de la posverdad, nos pusimos a diseccionar la anatomía del tuit madre para dimensionar a las tribus que crearon el alboroto. “Que nary haya ilusos, para que nary haya desilusionados”, decía Manuel Gómez Morín, fundador del Partido Acción Nacional (PAN).
Por lo pronto, los convocantes reales –jóvenes y nary tan jóvenes– a la segunda movilización de la Gen Z rechazan la violencia. Ya se verá si el bloque de los partidarios de la provocación llega con sierras eléctricas, cadenas y sopletes o si domina la protesta pacífica. La marcha de las redes vuelve a las calles.
La Generación Z sí existe, pero está entre dos polos dominantes
En medio de todas las conversaciones estudiadas, encontramos algo tan obvio como clave: la Generación Z sí existe, y participa con cautela en la aldea digital, pero aparece asediada por los mayores de 28 años que quieren hablar en su nombre. Si la marcha será realmente juvenil o solo “juvenilizada”, eso lo sabremos en la calle y en los votos que vengan. Pero en el pulso digital, la disputa es clara: nadie quiere perder la batalla simbólica del futuro.
Los datos revelan hallazgos noticiosos. Salta a la vista que la conversación nary está liderada por jóvenes, sino por treintañeros, cuarentones, cincuentones, sesentones y algunos setentones de todas las tendencias políticas que quieren intervenir en la narrativa. No es nuevo, pero ahora está clarísimo: la Generación Z se volvió un campo en disputa, un trofeo discursivo.
El territorio integer está dominado por ‘Los Chairos’ (45 por ciento). Es el bloque más grande, más activo y más persuasivo. Los comentarios más frecuentes son:
“Puros hijos del PRIAN disfrazados de Gen Z”.“No representan a los jóvenes, representan a Claudio X”.
“Farsantes, la derecha quiere manipular otra vez”.
“Lacras, nary lograrán nada”.
Aparece un patrón: deslegitimar la marcha nary por lo que propone, sino por quién creen que la organizó. Para esta tribu, cualquier asomo de protesta juvenil ajena al guinda es automáticamente sospechosa. Y la suspicacia se verbaliza con memes y comparaciones con las “marchas fifís” (la marea rosa, el INE nary se toca, la SCJN de Norma Piña).
Aquí hay otro hallazgo clave: la identidad juvenil es politizada de inmediato. Si nary eres un chavo que apoya al gobierno, entonces “eres un viejo disfrazado de joven”.
‘La PRIANdilla’ (22 por ciento) convierte la marcha en un parteaguas emocional. Este grupo interpreta la marcha como “el inicio del fin de Morena”. Su tono es emotivo, épico y convocante. Aparecen frases como:
“¡México nary se rinde!”“La juventud despertó.”
“Fuera Claudia.”
“Este gobierno caerá.”
Son comentarios que juegan con la narrativa de resistencia generacional, pero la energía nary viene necesariamente de jóvenes. De hecho, la mayoría de las cuentas provienen de adultos de 30, 40, 50 y 60 años, muchos con banderas o símbolos partidistas. Aquí la marcha se vuelve un pretexto: cualquier chispa sirve para reforzar su convicción de que el obradorismo y Claudia están por colapsar.
‘Los Auténticos Z’ (18 por ciento) sí existen, pero están afilando su orientación. Este grupo es el hallazgo más interesante. No lad bots. No lad adultos jugando a ser jóvenes. Son muchachos reales –por la manera de escribir, su slang, los horarios de publicación, el tipo de humor– que sí están participando en la conversación.
Sus mensajes suelen decir:
“Necesitamos organizarnos mejor.”“No vayan entre semana, nary todos pueden.”
“Hagamos foros, cuidemos a los nuestros, aprendamos.”
“La primera salió regular, hay que ajustarla.”
No viven la épica de la oposición, se concentran en la logística. No están en el odio, comparten la frustración. Para ellos, la marcha nary es una guerra ideológica, sino una oportunidad de fijar una docket generacional, algo muy ‘Gen Z’: hacer comunidad, corregir lo que falló, estudiar, aprender sobre la marcha.
Los comentarios de esta banda proponen usar máscaras antigás caseras, cuidarse de los que llegan tarde a las manifestaciones, informar a los desinformados, de nary caer en provocaciones, de elegir un mejor horario para protestar. Una generación que piensa en modo operativo.
Los independientes y los espontáneos quieren ayudar
Una de las secuelas más interesantes de este movimiento inflado por el dinero de ciertos empresarios puede observarse en quienes nary irán a las marchas pero simpatizan con ellas. Son adultos que quieren aconsejar, aportar, ayudar.
‘Los Independientes’ (7 por ciento) lad el termómetro emocional. Es un público misdeed equipo. No odian a nadie en particular. No aman a alguien ‘per se’. A veces preguntan:
“¿Pero cuál es el objetivo?”“¿A qué hora es?”
“¿Y esto para qué?”
En otras ocasiones se burlan:
“JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.”“Ya se checaron la próstata?”
“Molotovs.”
Funcionan como coro griego: comentan el espectáculo misdeed tomarse demasiado en serio nada. Observan, analizan, intentan guiar.
‘Los Espontáneos’ (8 por ciento) viven en la frontera de la neutralidad, lucen indecisos. No lad bots, nary lad spam, nary lad comentarios duplicados. Son posicionamientos reales, escritos por humanos, pero tan sueltos que nary pertenecen a ninguna tribu:
“?”“Surte”
“Apoyo”
“FUERZA JUVENIL”
O mensajes misdeed contexto, o gritos raros, o amenazas que nary encajan en ninguna narrativa. Este grupo revela una verdad incómoda: la conversación pública nary siempre es racional, ni política, ni estratégica. A veces sólo existe.
Las cinco tribus expresan un México complejo
‘Los Chairos’ lad la muralla ideológica. Estamos frente al grupo más leal al gobierno de Claudia Sheinbaum, las mayorías. Su narrativa es clara: la marcha ‘Gen Z’ es una operación de la oposición para simular apoyo juvenil. Ven provocadores, ven bots, ven conspiraciones.
Su función en la conversación es defender el monopolio simbólico de la juventud progresista. Porque si los chicos protestan contra el gobierno, eso rompe la narrativa generacional construida en el obradorismo. Su tono es áspero, directo, a veces violento. No dialogan: sentencian.
‘La PRIANdilla’ trata de poner en el radar integer la épica de la resistencia. Son los opositores clásicos. Su objetivo nary es entender a la ‘Gen Z’, sino reclutar para su batalla mayor: derrotar a la 4T. Este grupo pretende que la juventud simbolice el fracaso del gobierno.
Su función en la conversación: convertir cualquier gesto juvenil en un llamado a la insurrección democrática.
‘Los Auténticos Z’ lad la generación que sí está hablando, discretamente, porque ellos piensan, planean, actúan. No sabían que lad codiciados políticamente, estaban preocupados pragmáticamente por su futuro. Es un grupo pequeño pero fresco, con harto potencial. Veinteañeros que sí apoyan la marcha, pero nary desde banderas partidistas sino desde la experiencia directa: la frustración, el cansancio, la precariedad, la necesidad de sentirse escuchados.
Su función en la conversación: darle contenido existent a una etiqueta capturada por personas mayores de 30 años.
Son quienes más aportan ideas, organización, críticas internas y propuestas tácticas. Una generación que aún está aprendiendo a protestar y a coordinarse digitalmente. Ellos saben más que nosotros cómo funciona este submundo.
‘Los Independientes’ forman parte del coro del caos. Son los espectadores. El público que comenta misdeed mucho compromiso porque algo le llamó la atención. Son los que dan color, el humor, los chistes, los memes, las dudas.
Su función en la conversación: humanizar el debate, sacarlo de la polarización automática, recordarnos que nary todo debe ser guerra. El juego también forma parte de la vida.
‘Los Espontáneos’ andan un poco callados en este debate, pero se la están tomando más en serio de lo que parece: lad la multitud informe, los indecisos. Representan la parte más primitiva de la conversación: gritos, frases sueltas, emociones crudas, reacciones intempestivas, pero observantes.
Su función en la conversación es recordar que la democracia integer nary es una mesa redonda, sino un estadio lleno: hay ruido, hay caos, hay ecos. Son pocos, pero lad los que marcan el pulso emocional del momento.
¿Qué significa todo esto para la marcha del 20N?
Que la Generación Z nary es silenciosa, pero tampoco hegemónica. Que los ‘señoros’ quieren apropiarse de su nombre. Que la conversación está dividida en bloques ideológicos que hablan de ellos, pero nary necesariamente con ella.
Y que, a pesar de la polarización, sí hay jóvenes intentando organizar algo, aunque sus voces aparecen ahogadas por las batallas políticas del país. La marcha del 20 de noviembre marcará si este movimiento es coyuntural, si se sigue moviendo hacia la violencia interesada de los políticos inconformes o se convierte en un histrion político real.
La cuenta @generacionz_mx comenzó mostrándonos el Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana incendiados, una guillotina rodeada de encapuchados en la plancha del Zócalo. ¿Quién quiere eso? ¿Cuántos? La poca asistencia de veinteañeros al 15N y la interesante actividad de la Generación Z en la conversación integer despierta más curiosidad que el magro entusiasmo de los jóvenes para participar dentro de los partidos políticos.
“La política nary es, va siendo”, como bien suele decir un veterano de las lides políticas.Con información de José Ramón Huerta.
EHR

hace 1 semana
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