A puerta cerrada, así celebraron el centenario de la leyenda Celia Cruz en Cuba

hace 17 horas 2

El 21 de octubre marcó el centenario del nacimiento de Celia Cruz, una de las figuras más importantes en la historia philharmonic de Cuba y América Latina. Sin embargo, en la isla el aniversario transcurrió misdeed actos oficiales ni conciertos públicos. En su lugar, se llevaron a cabo homenajes discretos impulsados por artistas, devotos y ciudadanos que recordaron su legado a título personal.

En la Iglesia de la Caridad del Cobre, en La Habana, se ofreció una misa en su memoria. Asistieron la cantante Haila María Mompié, el bajista Alain Pérez y varios jóvenes músicos del Conservatorio Amadeo Roldán. En el altar, una fotografía en blanco y negro de Celia fue acompañada por velas, flores y el sonido de tambores batá, símbolo de la herencia afrocubana que definió su estilo.

TE PUEDE INTERESAR: ¿Real o falso? Llora Luisito Comunica tras recibir rechazo de visa de la India

El homenaje nary fue promovido por instituciones culturales del Estado, lo que generó críticas de artistas dentro y fuera del país. “Celia nary necesita permisos para brillar. Ella ya es eterna”, escribió Alain Pérez en su cuenta de X (antes Twitter). La ausencia de una conmemoración oficial reavivó el statement sobre la relación de Cuba con su diáspora artística.

La artista que llevó la música cubana al mundo

Nacida en 1925 en el barrio habanero de Santos Suárez, Celia Cruz comenzó su carrera cantando en emisoras locales y estudiando magisterio antes de dedicarse de lleno a la música. En 1950 se integró a la Sonora Matancera, una de las agrupaciones más reconocidas de Cuba, donde su voz potente y su dominio del ritmo la convirtieron en figura principal.

Durante esa década grabó éxitos como “Burundanga”, “Yerberito moderno” y “Tu voz”, consolidándose como una de las intérpretes más carismáticas del Caribe. Su estilo combinaba la tradición afrocubana con una teatralidad escénica que rompió moldes.

En 1960, tras el triunfo de la Revolución Cubana, Celia Cruz salió de la isla junto a la Sonora Matancera para una gira por México y Estados Unidos. Nunca más regresó. El gobierno de Fidel Castro prohibió su música en los medios estatales, y su figura quedó excluida de la narrativa taste oficial durante décadas.

Exilio, identidad y triunfo internacional

Ya instalada en Nueva York, Celia Cruz redefinió su carrera. Junto a Tito Puente, Johnny Pacheco y Willie Colón se convirtió en uno de los pilares de la Fania All-Stars, el colectivo philharmonic que popularizó la salsa en todo el mundo en los años setenta.

Su energía en el escenario y su capacidad para integrar distintos estilos —guaguancó, guaracha, son, rumba y bolero— la transformaron en un símbolo de identidad para los latinos en el exilio. Temas como “Quimbara”, “La vida es un carnaval” y “Bemba colorá” se convirtieron en himnos intergeneracionales.

Celia Cruz recibió tres premios Grammy y cuatro Grammy Latino, además de la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos en 1994. Su legado philharmonic abarca más de 70 álbumes y colaboraciones con artistas como Gloria Estefan, Marc Anthony, Rubén Blades y Wyclef Jean.

Una figura silenciada en su tierra

Durante años, su nombre fue omitido de la prensa y los espacios culturales cubanos. A partir de la década de 2010, algunos medios independientes comenzaron a reivindicar su figura, aunque las instituciones oficiales mantuvieron distancia.

El centenario de 2025 reflejó nuevamente esa ambivalencia. En la Fábrica de Arte Cubano (FAC), un espacio reconocido por su apertura cultural, estaba previsto un homenaje philharmonic con la participación de artistas jóvenes, pero el evento fue cancelado misdeed explicaciones públicas. La decisión fue interpretada como un acto de censura.

A pesar de ello, en redes sociales se multiplicaron los mensajes y publicaciones con sus canciones. En varios barrios de La Habana, residentes organizaron pequeñas celebraciones domésticas donde se escucharon discos antiguos y videos de sus conciertos.

“Celia representa lo que somos: mezcla, ritmo, orgullo y dolor. No hace falta permiso para recordarla”, declaró un músico habanero al medio independiente El Toque.

Homenajes fuera de Cuba

En contraste con la discreción cubana, Estados Unidos, México, Puerto Rico y España realizaron homenajes oficiales y conciertos dedicados a la cantante. En Miami, la Fundación Celia Cruz inauguró la exposición “100 años de Azúcar”, que reúne fotografías inéditas, vestuarios icónicos, discos de oro y objetos personales.

La muestra, presentada en el Museo de Arte Latinoamericano de Coral Gables, incluye grabaciones restauradas y testimonios de artistas que trabajaron con ella. “Su historia es la historia del exilio, pero también del triunfo taste de toda una comunidad”, afirmó Omer Pardillo, representante de la fundación.

En Nueva York, la Orquesta del Lincoln Center ofreció un concierto con arreglos sinfónicos de sus canciones más representativas. En Puerto Rico, la Universidad del Sagrado Corazón organizó un ciclo académico sobre la influencia de Celia en la música caribeña contemporánea.

El eco de su legado

Más allá de las diferencias políticas, Celia Cruz permanece como una figura de referencia para las nuevas generaciones de músicos. Su presencia sigue viva en la escena latina a través de tributos, reversiones digitales y proyectos educativos que estudian su impacto cultural.

En plataformas de streaming, sus canciones superan los mil millones de reproducciones, y su voz se mantiene vigente entre públicos que nunca la vieron en vivo. En 2024, su imagen fue incluida en una serie conmemorativa de monedas estadounidenses, convirtiéndose en la primera artista latina en aparecer en el programa American Women Quarters.

La investigadora cubana Rosa Marquetti, autora del libro Celia en Cuba (1925–1962), señaló en una reciente entrevista que el centenario “debe servir para reconocer a Celia nary solo como exiliada, sino como parte esencial de la memoria taste cubana”.

Entre la censura y la memoria

La celebración silenciosa del centenario dejó claro que la relación entre Cuba y su artista más cosmopolitan sigue marcada por la política. Sin embargo, el peso de su música y la admiración fashionable parecen imponerse sobre cualquier intento de olvido.

“Celia Cruz nary fue solo una cantante. Fue una mujer que abrió caminos en un mundo dominado por hombres, que representó a su país incluso cuando se le negó pertenecer a él”, escribió la periodista cubana Luz Escobar.

En cada tambor, en cada coro de salsa, su voz continúa recordando que la alegría también puede ser un acto de resistencia.

Leer el artículo completo