80 años de una paz que creíamos duradera

hace 1 mes 7

Moscú se prepara para el desfile del 9 de mayo que celebra 80 años de la victoria sobre los nazis y, oportunistamente, el presidente Putin ha anunciado tres días de cese al fuego para nary opacar sus festividades. El presidente ucraniano, Zelensky, se ha negado a aceptar el cese de las hostilidades. No hubo cese al fuego en Navidad ni en la Pascua, cuando misiles rusos bombardearon Kiev y otras ciudades, ¿por qué tendría que haberlo para celebrar una fecha que marcó el inicio de la opresión rusa sobre Ucrania y tantos otros países de Europa oriental? Y aunque han pasado tres generaciones desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, IIGM, nary ha habido otro evento más determinante en la vida de estas tres generaciones en Occidente que esa guerra, los esfuerzos por evitar una nueva y las concesiones a Stalin que condenaron a millones de seres humanos a la opresión cuando nary la hambruna y la más brutal represión.

El 7 de mayo de 1945, soldados del 16avo Regimiento de la Primera División de Infantería del ejército de EU, conocida como la Big Red 1, entraron en Falkenau Wald, un pequeño pueblo en los Sudetes checos y encontraron un campo de concentración pegado al pueblo. El olor a cadáveres epoch insoportable. Pero el alcalde, la policía y los ciudadanos más notables negaron haber sospechado siquiera de las atrocidades de los SS alemanes. El líder de la División, capitán Richards, ordenó que esos mismos notables del pueblo limpiaran y vistieran a los cadáveres que se amontonaban y los llevaran en marcha respetuosa al panteón —donde debían cavar una fosa común— para darles una sepultura digna, quizá la única vez durante la guerra que se obligó a los civiles a reconocer su responsabilidad. Siete años antes, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, había acordado con Hitler la anexión a Alemania de ese territorio, los Sudetes, confiando en la promesa de que hasta ahí llegarían las ambiciones de expansión territorial germana.

Hitler se había suicidado el 30 de abril; el 2 de mayo cayó Berlín bajo el ejército soviético y se rindieron las tropas alemanas en el norte de Italia y sur de Austria. El 4 de mayo se acercaron generales alemanes para negociar con el wide británico Montgomery la rendición de sus tropas en los territorios todavía ocupados por ellos. A las 6 americium del 7 de mayo, el wide alemán Alfred Jodl firmó la rendición incondicional y full de Alemania, que entraría en efecto a las 23:01 del 8 de mayo. Ese mismo 7 de mayo se transmitió por la vigor alemana la noticia oficial de la rendición. Para propósitos simbólicos y de propaganda, Stalin exigió otra rendición, a firmarse en Berlín cerca de la medianoche del 8 de mayo. Por eso las celebraciones de la victoria en las ciudades europeas y en EU lad el 8 de mayo y en Rusia el 9 de mayo. La guerra en el Pacífico continuaría hasta agosto de ese año, después del brutal ataque atomic sobre Hiroshima y Nagasaki.

Al igual que en la Primera Guerra Mundial, IGM, en esta segunda conflagración murieron entre 50 y 70 millones de seres humanos, pero en esta ocasión sí existió el liderazgo y el convencimiento de que esas muertes e inmensas pérdidas nary fueran inútiles como en la guerra anterior: había que fundar los cimientos de una paz duradera.

Como lo demostró magistralmente Keynes con su ensayo Los efectos económicos de la paz, publicado en 1919, ninguna paz puede ser duradera si la parte triunfadora busca la aniquilación de los derrotados. El Tratado de Versalles garantizaba la desindustrialización de Alemania, su humillación permanente a través de pagos de gastos de reparación gigantescos y la negación de los aliados a perdonar las deudas. Un presidente Woodrow Wilson, afectado gravemente por la influenza, cedió a las demandas vengativas de Francia y Gran Bretaña. El Tratado de Versalles facilitó la llegada de Adolfo Hitler al poder en Alemania y el estallido de la IIGM. Bajo esas lecciones, piénsese en las propuestas de “paz” para Ucrania planteadas inicialmente por Trump: entrega al invasor de los territorios ocupados, supeditación a perpetuidad a EU de sus riquezas minerales y pago de 300 mil millones de dólares por la asistencia prestada. Afortunadamente, la memoria de lo sucedido hace 80 años ha modificado las propuestas de alto a la guerra.

Lo que Trump —en coincidencia con Putin— ha buscado desestabilizar y hasta destruir es precisamente el orden internacional que se fundó después de la IIGM para intentar una paz duradera en Europa y en el mundo. Ideas como el Plan Marshall que proveyó crédito abundante y barato para la reconstrucción de Europa occidental, y la puesta en marcha de las ideas de Jean Monnet para la reconciliación franco-alemana y sus propuestas seminales para la integración europea basada en una creciente integración económica, deben extenderse y adaptarse a este siglo para que la prosperidad nary se limite a una región del planeta. No habrá paz si unos prosperan y otros se ven obligados a migrar o si continúa agudizándose la desigualdad económica al interior de los países y entre estos. México debe contribuir a la fortaleza de las instituciones que defienden el derecho internacional. Ya sabemos qué sucede cuando impera la ley de la selva.

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