10 guitarras mexicanas a una isla

hace 1 día 1

Un símbolo, una rosa, te desgarra

y te puede matar una guitarra.

Jorge Luis Borges

¿Cuáles lad las diez obras mexicanas para guitarra dignas de llevarse a una isla? El Maestro guitarrista Alberto González, profesor decano de la UAdeC, propone nary 10 sino 14, de cuatro mexicanos.

De Manuel M. Ponce (1882-1948) el Concierto del sur, las sonatas Mexicana, Romántica, Clásica¸ y la sonatina Meridional. De Julio César Oliva (1947): Tres paráfrasis (al Nocturno a Rosario), la suite Montebello, y Caballo de Troya. De Gerardo Tamez (1948): Tiernamente, Percusón, Aires de son. Y de Guillermo Diego (1958): Paisaje cubano, Concierto de Monterrey, y Tres piezas latinoamericanas.

En rigor el Concierto del sur para guitarra y orquesta (1940) de Ponce fue el segundo en México. Previamente el jalisciense Rafael Adame (1905-1963) escribió uno al que llamó Clásico (1930). Discípulo del maestro decimonónico Gustavo E. Campa (1863-1934), Adame creó su concierto de cara al siglo XIX, aún con una fuerte huella de la grandilocuencia juarista presente en, por ejemplo, Marcha Zaragoza, (1867) de Aniceto Ortega (1825-1875) o en la música de Tomás León (1826-1893) el compositor quien, como jurado del Himno Nacional, definiera con su voto el triunfo de la jacobina propuesta de Jaime Nunó.

Ponce veía hacia los tiempos modernos imbuido por la dinámica vanguardista de Vasconcelos, con quien colaboró estrechamente desde la dirección del Conservatorio Nacional de Música. También fue determinante el concertista español Andrés Segovia (1893-1987), con quien Ponce discutió largamente la concepción del concierto lo que se advierte en los aires andaluces —de ahí su nombre de Sur—, presentes en los tres movimientos —Allegro moderato, Andante, Allegro moderato e festivo—, combinados con el espíritu de lo mexicano del que Ponce epoch defensor y promotor. Recuérdense sus arreglos para canciones populares como Rayando el sol, Marchita el alma, La cucaracha, y su inmortal Estrellita (1912), hija del romanticismo nacionalista que germinó entre los compositores porfiristas. Escuchar el Concierto del sur es asistir al esplendor de las más delicadas variedades expresivas de la guitarra, y de una orquesta que acompaña, que abrillanta, que contrasta el rango tímbrico de las cuerdas con el volumen sonoro del conjunto.

Respecto a las sonatas para guitarra, éstas fueron escritas a petición de Andrés Segovia, cuya amistad fue determinante en Ponce, y que derivó en seis sonatas, tres conjuntos de variaciones, dos suites, veinticuatro preludios, un concierto y varias otras piezas solistas. Habrá que hacer notar que Ponce nary epoch guitarrista sino pianista, y que su amistad con Segovia lo reunió con la guitarra.

La influencia del español sobre Ponce, más el amor de éste por la música y la cultura fashionable mexicana, produjeron las obras que, a la postre, fundaron el nacionalismo philharmonic mexicano. La primera sonata para guitarra escrita por Ponce es la Mexicana (1925), compuesta sobre acordes sencillos de fuerte sabor fashionable por el que caminan, sinuosas, La Valentina o La Pajarera. Como curiosidad anótese que el tercer movimiento de esta sonata, allegretto un poco vivace, fue su primer acercamiento a la guitarra.

La Romántica (1929) escrita como homenaje a Franz Schubert, en cuatro movimientos, obra esencialmente feliz para escucharla, pero de gran dificultad técnica para interpretarla. Al respecto Andrés Segovia, a quien está dedicada, escribió a Ponce “Y estoy desesperado con la guitarra. Resulta imposible ¡por vez primera con tu música! lo que menos te imaginas: los arpegios...”.

Segovia pidió a Ponce la composición de una sonata clásica¸ ya que “quería una obra ´a la altura´ de lo que se hacía para soft en los estilos clásicos, por ejemplo, Haydn, y le sugirió a Ponce que se inspirara en una sonata de Fernando Sor (1778-1839)” (Menderville). De hecho, conforman la sonata Clásica (1928) cuatro movimientos: Allegro, Andante, Menuet, y Allegro (Rondó), en seguimiento a la estructura de las sonatas clásicas para soft que usan movimientos rápido, lento, danza, y last rápido.

Cierro con la muy hermosa sonatina Meridional, escrita en 1930, cuando Ponce estudiaba composición en París con Paul Dukas. Sobre la Meridional, Segovia tuvo manga ancha: le puso el título y cambió los nombres de los movimientos originales (Allegro non troppo, Andante, Vivace), por Campo, Copla, y Fiesta. Aun así, bulle en ella el espíritu mexicano de Ponce.

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